Al cumplir un mes el Paro Nacional la dictadura de Uribe impone la Ley Marcial y mata 13 manifestantes en Cali, la Primera Línea resiste en centenares de lugares, el régimen bloquea el ingreso de organismos de Derechos Humanos (DDHH) internacionales para ocultar sus Crímenes de Lesa Humanidad.
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Las grandes empresas de comunicación fastidian con su cantaleta sobre los “vándalos”, como denominan a los manifestantes que se defienden del trato de Guerra que les propina el régimen, la cuestión es ¿quién es más salvaje y desalmado, el que agrede o el que se defiende?
Las grandes empresas de comunicación hacen un despliegue de las afectaciones económicas que vive el país por la protesta social; pero ocultan la tremenda desigualdad socioeconómica que ocasionó el descontento social que dio origen al Paro Nacional en curso.
Cuando me propusieron atender heridos en las barricadas recordé el juramento hecho, “dedicar mi vida al servicio de la humanidad y no permitir que cualquier factor se interponga entre mis deberes y mis pacientes”, además comparto la lucha de los jóvenes para tener una Colombia mejor.
Estamos transitando por la cuarta semana del Paro Nacional a pesar de la descomunal represión contra el pueblo, el movimiento se mantiene y el régimen se opone a negociar para no acordar soluciones de fondo a las exigencias populares.
El cese de la represión y trato de Guerra al Paro Nacional es un clamor nacional e internacional, que exige reformar la Doctrina de Seguridad que ataca a los manifestantes como un Enemigo Interno y la policía militarizada del Esmad.
Tres semanas de Paro Nacional tumban la Reforma a la Salud, exigen el desmonte del criminal escuadrón policial del Esmad y que aparezcan los desaparecidos; las redes repudian el asesinato de Santrich y recuerdan el Día de la Afrocolombianidad.
La crisis que ha venido experimentando el capitalismo durante las últimas décadas ha contraído la economía global, lo que repercute directamente en las economías en desarrollo como la colombiana, llevándolas a ser acreedoras de inmensos pasivos para subsanar la crisis de grandes economías en decadencia.
El capitalismo neoliberal ha sumido a la gran mayoría en la pobreza y una neoesclavitud que sostienen con una tiranía mafiosa, que este Paro Nacional confronta con la exigencia de cambios de fondo para sepultar este régimen dictatorial y antidemocrático.
Mi madre dice que no hay que dejar la olla a presión mucho tiempo sin sacarle el vapor porque se explota; Colombia es una olla a presión que durante décadas ha estado al fuego, en esta ocasión en vez de abrir la válvula le subieron al fuego y desde luego explotó.
Lo que hemos visto en estos 20 días de Paro Nacional no está dentro de lo rutinario, son hechos distintos a lo que han ocurrido en los últimos 50 años, que expresan un quiebre histórico en la lucha de clases en Colombia.
La lucha heroica que libra el pueblo en este Paro Nacional es reprimida cruelmente por el régimen con un saldo de miles de heridos, desaparecidos y detenidos, además de medio centenar de asesinados a quienes honramos en este Muro de los Justos.