EL LEVANTAMIENTO POPULAR ABRE UN MOMENTO DE TRANSICIÓN

EL LEVANTAMIENTO POPULAR ABRE UN MOMENTO DE TRANSICIÓN

Raúl Contreras

Estamos transitando por la cuarta semana del Paro Nacional a pesar de la descomunal represión contra el pueblo, el movimiento se mantiene y el régimen se opone a negociar para no acordar soluciones de fondo a las exigencias populares.

La militarización, la barbarie represiva y la violación descarada de los Derechos Humanos (DDHH) siguen desbocados, los muertos pasan del medio centenar, los heridos y detenidos ya se cuentan por miles, los organismos de DDHH reportan 524 desaparecidos, 39 víctimas de lesiones oculares y 23 víctimas de violencia sexual [1].

Persiste una situación de anormalidad, parálisis y crisis en el país sin antecedentes, la respuesta popular es alentadora porque siguen las grandes movilizaciones, los bloqueos de carreteras y los puntos de concentración urbana llamados Puertos de Resistencia, que no se han dejado desalentar pese a la estigmatización de la ofensiva mediática y a la acción despiadada de las Fuerzas Armadas (FFAA) en su contra.

Las victorias del pueblo son reveses para la Narcorepública

En 27 días de Paro Nacional el pueblo ha obtenido importantes victorias como el retiro de las Reformas tributaria y de la Salud, la renuncia de los Ministros de Hacienda y de Relaciones Exteriores, y la del Comisionado de Paz que oficiaba como negociador con el Comité Nacional de Paro (CNP), además le quitaron al país la sede de la Copa América; el régimen se vio obligado a ir al diálogo con el CNP, tuvo que hacer promesas sobre Matricula Cero y empleo juvenil, y la Corte le exigió cumplir con las 16 Curules de las víctimas producto de los Acuerdos de Paz.

El régimen no ha podido levantar los bloqueos viales y concentraciones urbanas ni frenar la movilización, tampoco han logrado legitimar sus comportamientos represivos y estigmatizantes contra los manifestantes; los sondeos de opinión siguen mostrando un rechazo mayoritario y desde todos los rincones del mundo exigen el cese de la inclemente represión y resolver los reclamos de los movilizados.

La crisis de Gobierno es creciente y acelerada, sin que logre recomponer una alianza que mejore la gobernabilidad, porque algunos sectores oligárquicos quieren salvar el régimen pero sin hundirse con Uribe, sectores de centro y centro izquierda vacilan sin animarse a tirarles un salvavidas.

Coyuntura histórica de transición

Estamos ante una coyuntura muy particular que cambia día a día, pero se van perfilando distintos escenarios:

1) “Inflan el salvavidas”: el régimen transitoriamente sortea su crisis con ayuda de sectores oligárquicos y de centro, con lo que aísla a las fuerzas populares radicalizadas; queda un Gobierno debilitado e inestable amenazado por nuevas y prontas coyunturas de crisis.

2) “Autogolpe”:  Uribe y los Estados Unidos (EEUU) imponen una política de ‘tierra arrasada’ para enfrentar a un pueblo envalentonado, con ambientes preinsurreccionales, de larga tradición guerrillera y de retaguardias rurales, que contaría con una oposición crecida y muy diversa, junto a un mayor aislamiento internacional.

3) “Gobierno corto”: los EEUU optan por el ‘mal menor’ relevando este Gobierno y conformando otro de corta duración que garantice las elecciones de 2022, con lo que seguiría la crisis de gobernabilidad pero con otras características.

No aislarse, ni dejarse fracturar

En el campo popular sigue esquivo el logro de mayores niveles de unidad pero se ha logrado una mayor conciencia de la población, desarrollos organizativos, avances comunicacionales, anticipos preinsurrecionales y una mirada internacional más crítica frente al régimen, que configura un momento histórico en que la lucha y la acumulación de fuerzas populares han dado un salto, que propina un desgaste al neoliberalismo y a la Doctrina de Seguridad con que lo resguardan.

Las fuerzas que están por un futuro de cambios para Colombia tienen ahora el reto de calibrar el momento y saber actuar, ni más allá de la realidad, ni más acá de las posibilidades, sin despistarse del momento y del estado de ánimo del pueblo, con visión de futuro y sobre todo sin aislarse, ni dejarse aislar y así no perder las posibilidades tácticas ni la perspectiva estratégica.

Es imperativo contribuir a la unidad de las fuerzas populares, democráticas y favorables a los cambios, igualmente ayudar a la inmediata recomposición de un Centro de Conducción con carácter confluyente que guíe la lucha y la protesta, en el que también estén representadas todas las nuevas expresiones de la movilización, a la vez que se neutraliza al régimen en su propósito de fracturar y fragmentar el movimiento.

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[1] Violación de DDHH durante el Paro Nacional. Indepaz y Temblores Ong, 22-05-2021.

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