En Medellín por una alcaldada borraron el mural que denuncia la Fosa Común de La Escombrera, en Tibú masacraron a una familia y enseguida el gobierno asumió la defensa de los perpetradores, esto comprueba que “la verdad es la primera víctima en toda guerra”.
El conflicto en El Catatumbo ha sido explicado al país de una forma diferente a como está ocurriendo, desfiguración que ha servido para que el Gobierno y sus socios saquen diversas ventajas. Estos comunicados expresan la posición del ELN.
Todas las guerras, las confrontaciones y los conflictos armados tienen una historia de sus orígenes, con sus causas y razones, así como también dejan una impronta hacia el futuro. Con esta de actualidad, también será igual, todo se irá conociendo.
En Colombia pensar diferente, denunciar los vejámenes y los crímenes de Estado, configuran una pena de muerte, ejecutada por los las fuerzas estatales y paraestatales y encubierta por el régimen y sus instituciones.
El declive de nuestro producto interno aunado a un gran déficit de Gasto Social, nos ha conminado a depender de los empréstitos extranjeros; paliativo venenoso que permite solventar pasivos -algunos innecesarios-
La historia de Colombia es de violencia como expresión del conflicto, donde la oligarquía y el imperialismo norteamericano someten a la sociedad colombiana y la confinan en una guerra perpetua; sometiendo al pueblo a la marginalidad, el hambre y la pobreza.
El alcalde de Medellín borró el mural de memoria de las Madres Buscadoras de la Fosa Común de La Escombrera, enseguida Néstor Morales desde Bluradio las calumnió e insultó, a ambos personajes los une el lazo de ser seguidores de Álvaro Uribe.
El sistema centra su acumulación plutocrática de los activos, en la acumulación y aprovechamientos plusválico de bienes estratégicos; en el actual contexto de crisis medioambiental y de humanidad
La desgracia consiste en haber naturalizado el estado de corrupción imperante y quien no lo es, pasa como un ‘bicho raro’, mientras los bichos más corruptos se rotan los altos cargos del Estado, ante una sociedad expectante que apenas reclama.
Al caos de la jungla le sobran las congestiones de tránsito vehicular o ‘trancones’, la mayoría debido a que en las calles abundan los huecos