ES LA HORA DE LA PARTICIPACIÓN VINCULANTE

ES LA HORA DE LA PARTICIPACIÓN VINCULANTE

Mariela, Jorge Guerrero, Tulio Bayer

El capitalismo neoliberal ha sumido a la gran mayoría en la pobreza y una neoesclavitud que sostienen con una tiranía mafiosa, que este Paro Nacional confronta con la exigencia de cambios de fondo para sepultar este régimen dictatorial y antidemocrático.

Las políticas económicas neoliberales aplicadas en el país durante décadas han venido haciendo mella en las capas medias y bajas de la sociedad, situación exacerbada por la pandemia del Covid-19 generando una crisis socioeconómica sin precedentes, que amenaza con la extinción de la clase media y el aumento de la pobreza hasta cifras históricas.

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) determinó que quien gane menos de 331.588 Pesos mensuales se encuentra en estado de pobreza; en 2020 la pobreza monetaria aumentó hasta 42,5 por ciento lo que equivale a tener 21 millones de colombianos pobres, y la pobreza monetaria extrema llegó a 15,1 por ciento lo que equivale a tener a 7,5 millones de colombianos en la miseria [1].

Estallido social histórico

Todos los Gobiernos han entregado el país a las multinacionales permitiendo la expoliación de los bienes naturales y el entierro de la producción nacional, por medio de leyes e instituciones encargadas de mantener beneficios tributarios y políticos para los mega empresarios,además de ejecutar la tercerización del empleo y la consiguiente negación de derechos laborales fundamentales, con lo que han llevado a los trabajadores a un estado de neoesclavitud.

La desindustrialización trajo una explosión de pequeñas y medianas empresas que sobreviven en condiciones adversas, crisis que este tercer Gobierno de Uribe trata de esconder con ficciones como la denominada economía naranja.

Este contexto de empobrecimiento, desigualdad y exclusión crecientes es el detonante de la actual explosión social, cuya primer gran expresión fue en noviembre de 2019, que quedó en pausa por el Covid-19.

En 2020 el Gobierno añadió un pésimo manejo de la pandemia y en este 2021 remató con  la amenaza de una asfixia económica por medio de una cascada de nuevos impuestos, lo que generó este estallido social sin precedentes el cual se puede catalogar de insurreccional y popular, que pese a la brutal represión del régimen está próximo a completar un mes de  movilizaciones masivas, con la participación protagónica de las nuevas generaciones urbanas, sin desconocer la participación de los sectores rurales y étnicos, entre otros.

Hacia la participación incluyente

¿Cómo negociar con un Gobierno que históricamente no ha cumplido, que miente con desfachatez y que da la orden de violentar a su pueblo de manera inmisericorde?, un régimen que lo único que intenta ahora es acercar a sus aliados más cercanos, mientras escenifica un falso diálogo que solo busca dilatar y descohesionar la unidad social y popular.

El actual estallido social evidencia que los legítimos reclamos del pueblo nunca han sido tenidos en cuenta, siempre le han incumplido y negado las trasformaciones sociales que durante décadas ha exigido; por tanto, como sociedad tenemos el reto de desarrollar caminos que nos lleven a concretar la participación incluyente, holística y vinculante.

El gran reto para el pueblo movilizado está en fortalecer la articulación para ganar fuertes espacios de organización, con nuevas lógicas que no pasan exclusivamente por estructuras tradicionales como Partidos, sindicatos y ONG; porque el pueblo que se ha venido organizando desde otras lógicas, donde la digitalización de los medios (comunicaciones, información y redes) juega un papel trascendental a favor de las luchas populares.

Es urgente racionalizar autocríticamente el acumulado histórico de la lucha popular y los diversos procesos organizativos, para cualificar nuestra fuerza social y dar el salto hacia formas organizativas más amplias y sostenidas, que posibilite avanzar hacia la transformación social que necesita el país e instaurar un Estado Social de Derecho en beneficio de todos y no de unos pocos súper ricos.

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[1] Pobreza e indigencia aumentaron en Colombia durante 2020 en medio de pandemia de COVID-19. Reuters, 04-30-2021.

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