EL ÚNICO CAMINO ES RENEGOCIAR LA DEUDA EXTERNA
Chavela Villamil
La crisis que ha venido experimentando el capitalismo durante las últimas décadas ha contraído la economía global, lo que repercute directamente en las economías en desarrollo como la colombiana, llevándolas a ser acreedoras de inmensos pasivos para subsanar la crisis de grandes economías en decadencia.
La silenciosa desaceleración económica que se ha venido presentado durante décadas y que sus estragos fueron exacerbados por la pandemia del Covid-19, ha conllevado a que los países sin importar si son desarrollados o en vía de desarrollo, se vean abocados a incrementar en márgenes históricos el Déficit en Cuenta Corriente o Deuda Externa (DE).
Durante el año anterior la DE global llegó a 287 billones de dólares lo que representa el 322 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, en América Latina y el Caribe alcanzó el 81,6 por ciento del PIB; mientras la DE colombiana en el primer trimestre de este año aumentó un 11 por ciento llegando a 156.775 millones de dólares, que representa el 58,2 por ciento de PIB [1].
El problema no es de inversión
Este 19 de mayo la agencia calificadora de riesgo Standard and Poor’s (S&P) bajó el grado de inversión de Colombia de BB+ a BBB-; en otras palabras, dicen que Colombia es un país donde en el corto plazo no es redituable la inversión de capital [2].
Esta mala calificación tiene implicaciones a nivel macroeconómico, como el aumento del interés para los préstamos que haga la nación y la inmediata desincentivación de la inversión extranjera; cabe agregar que durante 12 años (1999-2011) Colombia no tuvo grado de inversión y en ese periodo el Déficit Fiscal ni el monto de la DE alcanzaron los topes históricos actuales.
El Gobierno y sus contradictores atribuyen la mala calificación del grado de inversión al hundimiento de la Reforma Tributaria; pero si analizamos el contexto macro económico las causas son otras: a) los niveles de la DE que están cercanos al 60 por ciento del PIB, b) la inaplicabilidad de una Reforma Fiscal que estabilice la economía del país y c) la crisis de gobernabilidad que no le permite al Estado aplicar reformas y medidas que salvaguarden la inversión extranjera.
El círculo vicioso de la DE
Según Mats Lucia Bayer “la DE no ha parado de aumentar desde los inicios de la década de 2010, con un aumento importante de la deuda de las empresas en los países del Norte y de la Deuda Pública en los países del Sur; lejos de haber mitigado los niveles de endeudamiento estos han aumentado de forma global desde la crisis del 2008” [3].
En medio de la crisis socioeconómica derivada de la pandemia el Presupuesto General de la Nación (PGN) en Colombia le da prioridad al pago de la DE, para el 2021 destina 70,5 billones de Pesos y para el 2022 el monto es de 76,9 billones, desde luego esta destinación es deficitaria, si al pago de la DE este año solo se incrementara -como lo venían haciendo-, en un 6 por ciento y no en 22 por ciento como le determinó el Gobierno, se liberarían 13,65 billones que sumados a la adición presupuestal de 18,5 billones que se hizo en enero de este año, serían suficientes para mitigar la crisis socioeconómica que ocasionó la pandemia.
La DE se convirtió en un círculo vicioso, debemos amortizar el pasivo existente pero sus intereses son tan altos y la devaluación de nuestra divisa es tan marcada, que para pagar nos vemos obligados a solicitar un nuevo préstamo.
Es urgente romper la lógica antifinanciera de una DE a la que solo se logra amortizar los intereses pero la deuda de capital sigue intacta; esto nos deja solo dos posibles alternativas: 1) podemos declararnos insolventes y negarnos al pago lo que traería serias repercusiones macroeconómicas, 2) renegociar el pago y de esta manera aliviar la carga sobre el PIB para mejorar el desarrollo productivo y la capacidad de pago.
Necesitamos otro modelo económico
En aras de dinamizar la economía y salir de la actual recesión económica es perentorio plantear una renegociación de la DE, que permita destinar recursos para atender los desastres que deja la pandemia y alcanzar la reactivación económica a través del aumento del flujo de capital líquido.
Necesitamos un modelo económico que recorte los gastos suntuarios (gasto militar y administrativo excesivo, entre otros), que las empresas tributen acorde a sus utilidades netas, recursos destinados a aumentar el gasto social para subsidiar a los sectores más empobrecidos y excluidos, además de desarrollar una inversión integral que dinamice y fortalezca la producción nacional.
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[1] Deuda de América Latina sería 81,6 por ciento del PIB. Forbes, 10-05-2021.
[2] Colombia pierde grado de inversión tras rebaja de la calificación de S&P. Valora Analitik, 19-05-2021.
[3] La urgencia de poner a la deuda en el centro del debate. Rebelión, 13-05-2021.