PARTICIPACIÓN VERSUS ESCEPTICISMO
Violeta Arango
Como Gestoría de Paz adelantamos un diálogo con quienes vienen trabajado por la paz, para entender cuáles son las expectativas y propuestas que tienen alrededor del primer punto de la Agenda de México: Participación de la sociedad en la construcción de la paz.
En dicho diálogo constatamos un ambiente de escepticismo de la sociedad frente a la paz y desconfianzas en relación con la participación de la sociedad, puesto que muchas veces se las ha convocado, recogido sus reivindicaciones y no han sido asumidas, por ejemplo, la convocatoria frente al Plan de Desarrollo; llaman a participar, pero a la hora de definir no se los tiene en cuenta; son muchos los acuerdos pactados entre comunidades y Gobierno, fruto de las movilizaciones y protesta, pero pasa el tiempo y el incumplimiento es la respuesta desde arriba.
La desinformación promovida por los medios de comunicación corporativos también incide en la generación de este escepticismo. El uso de estos medios para promover intereses particulares, tergivesar la información y generar ambientes falseados de polarización y tensión, hace que se generalice una idea caótica de ‘no creer en nada’.
Percibimos también que los territorios más afectados por la violencia estructural y el conflicto armado llaman a que se avance en la construcción de la paz, otros precisan que este proceso debe llevar a transformaciones, a los cambios que el país necesita; este escenario puede servir de vehículo para canalizar un diálogo que permita esas transformaciones, por esto la importancia de motivar la participación activa de la mayoría.
Los procesos sociales y las comunidades quieren ser tenidos en cuenta en la construcción del diseño y mecanismos de participación, pues no desean ser convocados a escenarios prefabricados como los que ya han conocido, un diseño de este tipo permitirá su amplitud, con millares de mecanismos como asambleas populares, ollas comunitarias, cabildos abiertos, foros y seminarios. Además hay que recoger las experiencias pasadas, de mecanismos desarrollados para el dialogo entre el Estado y la movilización y protesta social.
La tarea es activar la iniciativa y la creatividad de las comunidades para desatar dinámicas de participación y construir garantías para ella, junto a que se respete que dicha participación sea vinculante, de lo contrario sería un ejercicio inocuo. El Acuerdo de México depende de la incidencia e insistencia de la sociedad, de la movilización de la gente que respalde las posturas y propuestas que sobre participación se plantean en dicha Agenda.