¡LLEGÓ LA PAISA!

Karina Pacheco
Nuestro país es conocido los éxitos de sus ciclistas, pedalazo a pedalazo Quintana, Rigo y otros se bañaron en gloria; mientras tanto, en la jungla de cemento otros pedalean contra el hambre, convirtiendo una bicicleta modificada en una fuente de supervivencia.
En la selva de cemento colombiana, la gastronomía basada en el maíz y sus derivados está al orden del día, porque en todas las regiones hay centenar de productos que utilizan cómo materia prima el maíz, y en la jungla de cemento donde no se cultiva maíz, si se comercializan los derivados de la mazorca. Por diferentes barrios populares de la jungla de cemento, es muy común ver a gente en motocicleta y en mayor cantidad en bicicleta, quienes cargan ollas y cantinas repletas de mazamorra; esto va a acompañado por el clásico y estridente sonido de una corneta, y acto seguido una voz chillona pregona, -¡llegó la paisa, la mazamorra!-.
Entrada la media mañana, bajando la loma, aparece Carlos, un hombre entrado en sus treinta y tantos, quien desde adolescente sale en un una bicicleta a recorres las calles ofreciendo la típica mazamorra; años después, un poco más moderno pero con el mismo sabor, continua haciendo sonar la corneta y dando play a un audio que repite una y otra vez el viejo pregón: -¡llegó la paisa, la mazamorra!-.
Carlos a trancazos terminó el bachillerato y nunca tuvo la oportunidad de hacer una carrera técnica; al no conseguir trabajo fijo y con un pago decente, optó por recurrir al legado familiar, de recorrer las clases ofreciendo mazamorra. Ahora la empresa familiar continúa, en las noches junto a su esposa dejan en remojo el maíz, al día siguiente, cuando aún el sol continúa con pijama, cuecen el maíz y hacen un riguroso proceso para que este quede empacado en las cantinas y listo para ser distribuido. Luego sale con megáfono en mano y cubierto con una gran sombrilla a pregonar la mazamorra; la gran mayoría de las veces vende hasta el último grano, no se puede negar que la mazamorra no solo es una bebida tradicional, sino que es la solución gastronómica que calma el hambre de miles de personas.