EL DÉFICIT ECONÓMICO ESTÁ LLEGANDO AL LÍMITE

EL DÉFICIT ECONÓMICO ESTÁ LLEGANDO AL LÍMITE

Chavela Villamil

El sobreendeudamiento de las economías, tanto autónomas como las dependientes del capital externo, sumado al decrecimiento del Producto Interno, está llevando a que el modelo económico existente se torne insostenible acercándonos a la barrera de la recesión global prolongada.

La constante acumulación de capital en un reducido grupo plutocrático exacerba la desigualdad, la pobreza y marginaliza grandes sectores sociales, que producto de la pérdida sostenida de poder adquisitivo per cápita caen a los márgenes de insostenibilidad socioeconómica; además, diversos factores macroeconómicos han venido impactando duramente el déficit de costo de vida, forzando una caída abrupta de la demanda que desacelera los mercados y nos avizora un periodo de estanflación.

En los últimos meses todas las economías del planeta han venido fluctuando sus indicadores negativos, pero estas variaciones son demasiado marginales por lo tanto continúan en los márgenes de desaceleración. Estos factores han generado que los grandes flujos de masa de capital que salen a inundar los mercados, no retornen en los tiempos y montos estimados por los emisores, lo que genera un déficit creciente de masa monetaria que afecta el modelo económico, tornándolo inestable y gestando los elementos para una recesión económica más fuerte que las ocurridas décadas atrás.

El Informe de Perspectivas Económicas Mundiales del Banco Mundial (BM), sostiene que el año en curso el crecimiento mundial se desacelerará por tercer año consecutivo, la expectativa de Producto Interno Bruto (PIB) para este año no superará el 2,4 por ciento; las economías en desarrollo crecerán solo un 3,9 por ciento, mientras los países de ingreso bajo crecerán un 5,5 por ciento menos de lo esperado; a finales de 2024, uno de cada cuatro países en desarrollo y alrededor del 40 por ciento de los países de ingreso bajo seguirá siendo más pobre de lo que era antes de la pandemia [1].

Caen las bolsas indicando que se acerca la recesión

El pasado 5 de agosto el desplome de las principales Bolsas -Japón, Europa y Estados Unidos-, generó afectaciones bursátiles a escala global, que van más allá del pánico que genera su caída por un corto plazo; el fondo de este desplome es una crisis económica no resuelta, que es producto de un modelo que no multiplica masivamente el capital circulante, sino que lo monopoliza en un reducido grupo plutocrático, lo cual viene desacelerando el mercado desde hace más de dos décadas y que en el periodo pospandémico debido a fenómenos macroeconómicos, los conflictos en Ucrania, Palestina y otros territorios, no solo se ha incrementado la desaceleración existente sino que además los PIB ha sido el más bajo del último quinquenio.

El economista Michael Hudson plantea que, “la economía ha llegado al punto máximo de su capacidad de endeudamiento y no hay forma de que pueda recuperarse. Cada recuperación ha sido cada vez más débil, porque la deuda que la ha generado ha sido algo así como conducir un coche y pisar el freno” [2].

En Colombia la desaceleración sigue a toda marcha

El sostenido decrecimiento de la productividad y el desarrollo tiene impacto sobre el costo de vida, aunado al alto índice de desempleo y proliferación del empleo informal, y la inflación que cede muy lentamente, nos deja en un alto riesgo de caer en un periodo de estanflación. La desaceleración económica que sufre nuestra economía en sí misma esta no es como tal la causante del déficit económico y financiero, más bien es una consecuencia del modelo económico; el tronco del problema radica en una política económica y financiera que se centra en el dogma neoliberal del Trickle Down Efect, bajo el sofisma que la disminución de carga tributaria y fiscal a las grandes empresas dinamiza la economía, lo cual está ampliamente refutado y la actual crisis es una prueba irrefutable de que es necesario construir un nuevo paradigma económico.

Es imposible superar la crisis económica y financiera, mientras conservemos las mismas políticas económicas que son deficitarias en términos de desarrollo social integral; además, la dinamización de la economía implica incrementar la masa circulante y aumentar el poder adquisitivo per cápita, lo cual solo es posible generando una política que amplíe las plazas laborales y formalice el empleo; a la par se debe decrecer el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa) y fortalecer el desarrollo integral y el sistema productivo nacional.

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[1] Global Economic Prospects. Banco Mundial, enero de 2024.

[2] No hay forma de recuperar la economía. The Economist, 18-08-2024.

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