SI ES POSIBLE CAMBIAR LA ECONOMÍA

SI ES POSIBLE CAMBIAR LA ECONOMÍA

Chavela Villamil

Los diferentes fenómenos macroeconómicos que afectan la economía global, han precipitado la desaceleración de los mercados que venia desde mediados de la década anterior, llevando muchas economías a la Recesión Técnica y dejando otras a punto de un periodo de estanflación.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) este 2023 el crecimiento global oscilará entre 2,5 y 3,0 por ciento, y para América Latina será 1,6 por ciento, tope que se mantendrá hasta el 2028; por su parte el Banco Mundial (BM) considera que el crecimiento oscilará entre 2,2 y 2,5 por ciento, y para América Latina será 1,4 por ciento, cifra que se mantendrá hasta el 2030. Según el FMI el crecimiento de la economía colombiana será más paupérrimo, en 2023 oscilará entre 0,8 y 1,0 por ciento y en el 2024 oscilará entre 1,3 y 1,6 por ciento [1].

Al oscuro panorama de la desaceleración económica se suma otra nefasta proyección del FMI y con repercusión directa en países, como el nuestro, con gran déficit de cuenta corriente. Esta entidad estima que durante los 5 años siguientes el déficit público -Deuda Externa (DE)– seguirá creciendo entre el 5 y el 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) [2]; cabe agregar que actualmente la DE colombiana asciende a 184.118 millones de dólares, lo que equivale al 53,4 por ciento del PIB; si proyectamos su incremento anual constante por su limite inferior, se infiere que este pasivo se incrementaría anualmente en 9.206 millones de dólares, es decir, dos veces el monto de la reforma tributaria aprobada el año anterior (4.136 millones de dólares).   

El desempleo y el rebusque acrecientan la desaceleración

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) en febrero la tasa de desempleo fue de 11,4 por ciento, aunque decreció 1,5 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, sigue siendo una tasa muy alta, más si se tiene en cuenta que de la población ocupada el 58,7 por ciento esta vinculado al trabajo informal o rebusque, es decir, 6 de cada 10 trabajadores ganan menos de un salario mínimo y no cuentan con prestaciones sociales. Cabe agregar que la informalidad laboral es más apremiante aún en el sector rural donde la tasa es de 85,1 por ciento [2].    

El Dane estableció el Índice de Pobreza Monetaria en un ingreso per cápita de 354.031 pesos mensuales, y el de Pobreza Extrema en 161.099 pesos; según estos indicadores la Pobreza Monetaria asciende a 39,3 por ciento, 19,6 millones de colombianos que no tienen suficientes ingresos para suplir sus necesidades básicas, y la Pobreza Monetaria Extrema es de 12,2 por ciento, 6,1 millones de colombianos [3].

La economía keynesiana plantea que las crisis económicas generalmente no obedecen a escasez de recursos sino a una caída abrupta de la demanda, que a su vez está inducido por la perdida de poder adquisitivo. El empleo bien remunerado es el motor de los mercados, toda vez que el empleo da solidez a las economías familiares y otorga poder adquisitivo per cápita que inyecta masa monetaria, en otras palabras, los salarios por encima de la media básica permiten adquirir productos y esto hace que las empresas produzcan más y por ende requieran más empleados, generando la dinamización de la economía.

Colombia necesita nuevos paradigmas económicos

Los impactos macroeconómicos tienen afectaciones globales que son minimizadas o exacerbadas de acuerdo a la capacidad productiva que tenga cada economía, entre más dependiente sea una encomia de capitales exógenos o de las importaciones de materias primas y productos con plusvalía, mayor serán los impactos económicos.

Subsanar la crisis socioeconómica actual, en primer lugar requiere la disminución del Gasto Corriente (burocracia, Guerra, pago de intereses de DE) para liberar masa monetaria y de esta forma incrementar el gasto social, pero no en términos de aumentar el asistencialismo básico -pequeños subsidios-, sino en fomentar de manera integral el desarrollo industrial y agropecuario, de esta forma se fortalece la producción nacional y se puede autoabastecer los requerimientos propios, disminuyendo así el régimen de importación que es uno de los factores que incrementan la inflación.

Por otro lado, la dinamización de la económica requiere una política laboral y económica que se aleje del Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), que erróneamente basa la productividad y el desarrollo en el favorecimiento fiscal y tributario de las grandes empresas, y que opte por un modelo que incremente la tributación de las grandes empresas, subsidie la producción de las pymes e incremente la formalización laboral y mejore la remuneración salarial.

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[1] Reformas, crisis y economía bajo presión. Forbes, 10-04-2023.

[2] Empleo e informalidad y panorama laboral en Colombia. Valora Analitik, 12-04-2023.

[3] Desigualdad en Colombia creció en 2022. Forbes, 27-02-2023.

4 thoughts on “SI ES POSIBLE CAMBIAR LA ECONOMÍA

  1. Es triste e indignante que se preocupe que el gobierno se preocupe más por darle mermelada a los políticos de siempre, que por solucionar la crisis económica y la pobreza de millones de colombianos que no tienen que comer.

  2. El problema no es solo la inflación de estados unidos, el problema es que Colombia no es soberana y depende de lo que le ordene papá Estados Unidos.

  3. Todos los días suben los precios de los alimentos y no es solamente porque las cosas las traigan de afuera, sino porque tenemos un gobierno lacayo de los Estados Unidos.

  4. En Colombia las cosas no cambian porque gobiernan los de siempre, así estos digan venir de abajo y ser el gobierno del cambio, siguen siendo más de lo mismo, gobernando con los mismos y a favor de los de siempre.

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