EL MERCADO LOCAL CONTINÚA DESACELERÁNDOSE

Chavela Villamil

Las fluctuaciones positivas en los mercados no se ven reflejadas en el Producto Interno Bruto (PIB), que aún mantiene como constante su desaceleración, lo que empieza reflejarse en las economías generando la disminución de las ventas del mercado minorista, exacerbando el shock por demanda existente.

El modelo económico global tiene implícito la acumulación de capital en un reducido grupo plutocrático, esto incrementa la brecha de desigualdad per cápita y amplia el margen de desigualdad entre países desarrollados y en vía de desarrollo; esta situación marginaliza a grandes grupos de la sociedad y exacerba la crisis económica global existente.

En los últimos meses tanto las economías desarrolladas como las en proceso de desarrollo han venido fluctuando sus indicadores negativos, pero estas variaciones son demasiado marginales por lo tanto continúan en los márgenes de desaceleración. El Banco Mundial (BM) recientemente afirmó que, aunque el índice de Producto Interno Bruto (PIB) global ha venido repuntando, este es muy incipiente y es prematuro anunciar la recuperación total de los mercados; por lo tanto, considera prudente sostener sus proyecciones de desaceleración económica, durante 2023 la economía de América Latina y el Caribe creció en una media ponderada de 1,95 por ciento, y para este año se estima que el crecimiento no sea superior al 2,2 por ciento [1].

Empieza a decrecer el mercado minorista

Según el más reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), el decremento de la demanda está empezando a impactar las ventas minoristas en Colombia, en los dos primeros meses de este año estas se contrajeron 3,9 por ciento, acumulando 11 meses consecutivos de desaceleración, dando lugar a un marcado shock por demanda. Las principales bajas se dieron en las líneas de prendas de vestir y textiles, repuestos, partes, accesorios y lubricantes para vehículos, así como en las de vehículos automotores y motocicletas [2].

El sostenido decrecimiento de la productividad y el desarrollo tiene impacto sobre el costo de vida, aunado al alto índice de desempleo y proliferación del empleo informal, y la inflación que cede muy lentamente, nos deja en un alto riesgo de caer en un periodo de estanflación. Según el DANE a nivel nacional la Pobreza Monetaria oscila en 39,2 por ciento y la Pobreza Extrema está en 13,8 por ciento; índices que acentúan la crisis económica y desde luego detrimentan el desarrollo integral del país, dejando los indicadores en 19,3 millones de habitantes en la pobreza y 6,9 millones en pobreza extrema. Estos indicadores nos dejan dentro del rancking negativo de los países con mayor margen de pobreza en América Latina y el Caribe.

La desaceleración económica que sufre nuestra economía es un agente que contribuye a la actual crisis económica, sin embargo, en sí misma esta no es como tal la causante del déficit económico y financiero; el tronco del problema radica en una política económica y financiera que se centra en la aplicación del ‘factor goteo’, bajo el sofisma que la proliferación de utilidades de las grandes empresas disminuirá el desempleo y generará desarrollo y cambios positivos en el poder adquisitivo per cápita; sin embargo, esto no ha ocurrido ni ocurrirá, ya que lo que se requiere realmente es decrecer el margen de utilidades de las grandes empresas, para trasladar este superávit a la masa monetaria fluctuante del mercado.

Necesitamos un nuevo paradigma económico

La desaceleración negativa del PIB y el estancamiento de nuestra economía, prácticamente obliga al gobierno a disminuir el gasto corriente a la vez que decreta un periodo de austeridad; desde luego esta o cualquier política económica tendiente a subsanar la crisis económica implica a nivel interno congelar el presupuesto destinado a la Deuda Externa.

Es imposible superar la crisis económica y financiera, mientras conservemos las mismas políticas económicas que son deficitarias en términos de desarrollo social integral; además, la dinamización de la economía implica el incremento del poder adquisitivo per cápita y este solo puede aumentar en la medida que se formalice el empleo y se generen nuevas plazas laborales acordes al Costo de Vida de la población.

Es urgente decretar un periodo de austeridad estatal y la disminución del Gasto Corriente, en especial la mitigación del déficit de cuenta corriente, que consume más del 55 por ciento del PIB, sin que ello subsane este pasivo, tan solo logra amortizar sus intereses, en otras palabras, lo financieramente viable es la disminución de los pasivos y la renegociación de la DE. La dinamización de la economía requiere un modelo económico que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional.

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[1] La economía de América Latina continúa con pronóstico reservado. Valora Analitik, 11-02-2024.

[2] Ventas minoristas bajaron 3,9% en enero y completaron 11 meses continuos de caída. Valora Analitik, 15-03-2024.

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