Sigue el debate por la estafa, que implica entregar la concesión de carreteras a perpetuidad, para enriquecer al oligopolio de la construcción
Categoría: Voz Elena
La política económica imperante en nuestro país, se centra en aumentar el capital plutocrático y dar blindaje fiscal y tributario a los oligopolios
Con la última carta dirigida al presidente Petro publicada por el Excanciller, Álvaro Leyva, se siguió profundizando las dudas sobre los comportamientos y políticas del primer mandatario de Colombia.
En tiempos donde el mundo busca a tientas nuevos caminos, el Ejército de Liberación Nacional encuentra en figuras aparentemente distantes una misma voz.
El sistema pauperiza las condiciones laborales y salariales de la clase trabajadora, resguardado por el régimen y el auspicio de los sucesivos gobiernos, -incluyendo los que posan de progresistas
Hablar de la empresa estatal petrolera Ecopetrol, resulta vago sin atender la historia; no es posible hablar de la empresa sin las luchas de obreras y obreros en Colombia, sin mencionar a Barrancabermeja y al Catatumbo.
Crean ingobernabilidad y se brindan para superar el caos que generan, no es una Teoría de Conspiración, es la estrategia gringa en curso en el país. Esta es una alerta para Colombia.
Pueblo, es la palabra probablemente más mencionada por el presidente Petro en su narrativa aparentemente radical
Multitudinarias marchas del primero de mayo en todo el país, conmemoraron la lucha obrera y popular, como vanguardia de la defensa de los derechos adquiridos y de la dignidad del pueblo.
Nuestro sistema económico se basa en una política deficitaria que masifica los empréstitos para sostener el enclenque Gasto Social, a la par que aumenta el Gasto Corriente, con lo que incremento el déficit fiscal y desfavorece la producción nacional.
Los indicadores de ocupación y Tasa de Desempleo que últimamente son publicitados por el Estado, muestran falazmente una económica creciente y con bajos índices de desempleo
El capitalismo enfrenta una aguda crisis sistémica, y las oligarquías pretenden salir del declive en corto tiempo, aprovechando el poder que acumularon desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)