¿POR QUÉ NO CUADRAN LAS CUENTAS?
Chavela Villamil
Bajan las cifras de desempleo e inflación, son presentados como grandes logros cuando su disminución es mínima y no logra resolver el alto costo de vida, que en buena parte obedece al alto costo de los servicios públicos y los alimentos básicos.
Los diferentes fenómenos macroeconómicos que han ocurrido en los últimos años han exacerbado la desaceleración económica global que venía gestándose décadas atrás; esto ha desencadenado un incremento global de la inflación con repercusión directa en la Deuda Externa mundial, impactando con mayor fuerza a los países en vía de desarrollo dada su dependencia del capital extranjero.
La productividad es muy baja y seguimos de desacelerándonos
El principal problema de nuestra economía es que gastamos sin medida y los egresos superan abrumadoramente los ingresos; en lo corrido del año el Producto Interno Bruto (PIB) presenta una marcada desaceleración, en el primer trimestre el crecimiento fue de 3 por ciento, en el segundo trimestre fue de 0,3 por ciento, y se proyecta que en el tercer trimestre el crecimiento será de 0,4 por ciento; el Banco de la República proyecta que al cierre del año el crecimiento económico no será superior al 0,9 por ciento [1], estos datos dan cuenta de la irrefutable desaceleración económica que sufre nuestra economía desde el año anterior.
El Exministro de Hacienda José Antonio Ocampo es enfático al afirmar que, “la economía colombiana está en franco estancamiento y es urgente que el Gobierno adopte una política de reactivación, que implica la reducción de la tasa de interés y, la disminución del déficit fiscal y el Gasto Corriente” [2].
El estancamiento de nuestra economía se recrudece por el déficit de Cuenta Corriente -Deuda Externa (DE)-, que no cede y pese al decrecimiento del precio del dólar, continua su incremento y su asfixia directa sobre el PIB, en el segundo trimestre de este año este pasivo llegó a 190.429 millones de dólares, lo que equivale al 57,3 por ciento del PIB, por si fuera poco el Presupuesto General de 2024 destinó 94,52 billones de pesos al pago de la Deuda Externa, lo que equivale al 20,41 por ciento del presupuesto del próximo año.
La inflación, aunque desde el mes de abril viene bajando lo hace de manera muy lenta, en septiembre este indicador fue de 11,40 por ciento, su núcleo supera los dos dígitos y está muy lejos de las cifras prepandémicas, además por la cercanía a la temporada navideña y su tendencia a incrementar el Índice de Precios al Consumidor (IPC), pese a que el Gobierno estime que la inflación cerrará el año en 9,6 por ciento -cifra estimada para la negociación del Salario Mínimo-, todo indica que es poco probable que este indicador decrezca por debajo de los dos dígitos. Desde luego estos datos nos dejan más cerca de la estanflación que de la reactivación económica.
Dar prelación al Gasto Corriente exacerba la crisis
Desde luego la desaceleración económica que sufre nuestra economía es un agente que contribuye a la actual crisis económica, sin embargo, en sí misma esta no es como tal la causante del déficit económico y financiero, el problema es más de fondo y radica en la política económica y financiera que hemos aplicado durante décadas; por un lado permite que los egresos sean superiores a su ingresos y cubre el déficit aumentando la DE -política antifinanciera de pagar una deuda con otra-, por otro lado, da prelación al Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de DE), que en vez de decrementarse como medida de austeridad para diezmar el estancamiento de nuestra economía, continúa incrementándose de manera desmedida.
Es urgente e inaplazable que el Gobierno desarrolle e implemente una política de austeridad que reduzca la contratación y el gasto burocrático, disminuya considerablemente el Gasto Corriente y congele el incremento de los montos destinados al pago de la DE en el próximo Presupuesto General.
Dar solución a la Recesión Técnica en la que está sumida nuestra economía, exige mejorar el poder adquisitivo per cápita, que es lo que ha generado una caída brutal de la demanda y la reduflación [3] de productos básicos y de consumo masivo. Reactivación económica y evitar un periodo de estanflación implica aumentar el flujo de capital circulante, lo que implica desarrollar solidez económica y del mercado interno, que desde luego tiene implícito generar nuevas plazas laborales y la formalización laboral, ya que el empleo informal llega al 58,6 por ciento (6 de cada 10 trabajadores viven del rebusque). Además, es necesaria una política económica integral que repotencie la industria y la agroindustria para suplir el mercado interno y garantizar la sostenibilidad las capas medias y el subsidio integral de las capas bajas.
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[1] Boletín periódico de crecimiento económico y productividad. Banco de la República, 02-11-2023.
[2] El PIB colombiano continúa su desaceleración. Valora Analitik, 30-10-2023.
[3] Reduflación: disminución de la cantidad o el contenido de un producto sin alterar su valor.