EL MODELO ECONÓMICO PARE POBREZA Y DESIGUALDAD

Chavela Villamil
La distribución de la tierra y la riqueza en Colombia han sido desiguales, producto de un modelo que favorece la acumulación de capital en un reducido grupo plutocrático; mientras fomenta la pobreza en la mayoría de la población, lo que constantemente aumenta la desigualdad.
Durante décadas el modelo capitalista ha venido experimentando una crisis que ha contraído paulatinamente la economía global, lo que ha conllevado su desaceleración; este impacto se siente con mayor fuerza en los países dependientes del capital extranjero, que se ven obligados a incrementar constantemente su déficit de Cuenta Corriente. El Banco Mundial (BM) en su Informe ‘Trayectorias: Prosperidad y reducción de la pobreza en el territorio colombiano’, plantea que:
“Históricamente el Estado ha sido incapaz de prestar servicios públicos de calidad en los distintos departamentos y municipios, desde luego esta incapacidad se traduce en menores oportunidades para muchas personas de acumular activos esenciales como educación, salud, tierras y vivienda, fundamentales para mejorar su calidad de vida. Esta situación es más crítica en departamentos como La Guajira, Vaupés, Amazonas, Nariño y Guainía, afectando de manera desproporcionada a grupos vulnerables, como los pueblos indígenas”.
“Los altos niveles de desigualdad pueden obstaculizar la reducción de la pobreza, frenar el crecimiento económico, limitar el acceso de las personas a las oportunidades económicas y educativas y reducir la cohesión social general de un país” [*].
La pobreza y la desigualdad crecen sin techo
Según el índice de Gini de ingresos o consumo, nuestro país está dentro de la categoría de desigualdad alta con un puntaje de 54.8 y, en el continente americano, Colombia es el segundo país más desigual, y a nivel global ocupa el tercer lugar. Por su parte el Informe Panorama Social de América Latina y el Caribe, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), plantea que al cierre del año anterior, más de 172 millones de personas no lograban cubrir sus necesidades básicas en la región; en el ranking de países con mayores niveles de pobreza, Colombia ocupa el segundo lugar, con más de 30 por ciento de su población en esta situación de pobreza y, más del 10 por ciento en cordones de pobreza extrema o miseria.
Es indispensable cambiar el modelo
Durante décadas gran parte del país y en especial las zonas periféricas han estado sumidas en un total abandono estatal, a tal punto que carecen de servicios fundamentales como alcantarillado y agua potable; lo que conlleva a que crezca constantemente la pobreza multidimensional, y con mayor fuerza se incremente la pobreza monetaria, en gran medida por el bajo poder adquisitivo per cápita, que a su vez está determinado por la falta de empleo formal, y la sobre proliferación del subempleo -rebusque-, que ni incrementa el poder adquisitivo ni mucho menos permite suplir las necesidades básicas.
La marcada contracción de la economía requiere que el Gobierno trace un plan de emergencia, que en plazo inmediato debe centrarse en la disminución del Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de Deuda Externa) y el incremento del recaudo, centrando este último no en la captación por masa de capital sino en la captación por volumen de capital neto. Nuestra política económica debe estar fundada en favorecer a todos los colombianos, en especial en subsidiar capas bajas de la sociedad, además el desarrollo sostenible debe tener como eje central el aumento del poder adquisitivo per cápita y la disminución de los beneficios fiscales y tributarios de los mega empresarios; en otras palabras, como sociedad debemos luchar por una política económica que disminuya el Gasto Corriente e incremente de manera integral el Gasto Social.
Dar solución a la crisis económica del país implica congelar los montos destinados a la Deuda Externa y en el mediano plazo renegociar este pasivo; además, la política estatal debe desarrollar un plan estricto de austeridad fiscal, que desde luego debe contemplar la disminución de la carga burocrática y decrecer el Gasto Corriente. La reactivación y la solidez solo es posible incrementando el flujo de capital líquido y mejorando el poder adquisitivo per cápita, lo que tiene implícito dar solución al desempleo, a la vez que se desarrolla un plan de formalización del empleo. Por lo tanto, es inaplazable un cambio estructural de la política económica y laboral, en otras palabras, se debe incrementar la tributación de las grandes empresas y de los grandes capitales, generando una política redistributiva que invierta este dinero en planes de desarrollo integral sostenible que dé prioridad a la inversión nacional y retraiga la inversión de capital trasnacional.
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[*] ‘Trayectorias: Prosperidad y reducción de la pobreza en el territorio colombiano’. Banco Mundial, 17-05-2024.