El Estado colombiano perpetra un Genocidio secular contra opositores y rebeldes, que encubre con un manto de negacionismo e impunidad, por lo cual 3 Tribunales Internacionales han intervenido para juzgarlo por Crímenes de Lesa Humanidad y de Guerra.
Las redes atacan el conglomerado financiero de Sarmiento Angulo que se hace más rico en medio de la pandemia, rechazan la dictadura mafiosa de Uribe que está a su servicio y llaman a la protesta en las calles contra la andanada de nuevos impuestos que prepara Duque.
El sistema económico está cimentado en la distribución monopolista, esto genera una brecha de desigualdad de niveles insostenibles, y nos obliga a pensar que necesitamos nuevos paradigmas económicos basados en la inclusión y la equidad social.
Los estrategas afirman que hoy una Guerra la ganaría la Federación Rusa si fuera en tierra, la República Popular China si fuera en el mar y Estados Unidos (EEUU) si fuera por aire [*]; la unión de las dos primeras deja poco chance al tercero, pero si las diferencias se dialogan la Guerra es menos posible.
Presentamos apartes de la intervención de Gloria Gaitán el 26 de marzo ante el Tercer Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP).
Estos macrocrímenes se han reflejado como parte de una modalidad permanente en el Estado colombiano; en cuanto se permita y no se sancione el negacionismo como defensa estructural de un sistema que concibe el exterminio como una práctica, no se logrará erradicar el delito.
Los portavoces del Gobierno de Estados Unidos (EEUU) están muy locuaces para referirse a la legitimidad de naciones del continente, sobre México sostienen que un tercio de su territorio lo dominan los narcotraficantes y a Honduras lo califican como un Narcoestado, ¿por qué callan sobre Colombia?
Señor Ministro de la Guerra Diego Molano, asesinar niños es un acto horrendo en toda circunstancia que viola el Derecho Internacional Humanitario (DIH); este crimen tiene el agravante de haber sido perpetrado de manera premeditada y con uso desmedido de la fuerza, como son todos los bombardeos.
La política negacionista del Estado colombiano sobre el Genocidio en curso tiene un amplio respaldado de la Fiscalía, lo que consolida y perpetua la impunidad; es urgente esclarecer los intereses económicos y geoestratégicos, determinadores, cómplices y beneficiarios de estos crímenes.
Las redes develan la colusión entre el Estado y los narcotraficantes para mantener la impunidad en el caso de la persecución y violación a la periodista Jineth Bedoya, que ahora lo juzga una Audiencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); también evocan la Comuna de París.