EL PROBLEMA NO ES FINANCIERO
Chavela Villamil
El sistema económico está cimentado en la distribución monopolista, esto genera una brecha de desigualdad de niveles insostenibles, y nos obliga a pensar que necesitamos nuevos paradigmas económicos basados en la inclusión y la equidad social.
La Primera y Segunda Guerra Mundial son dos hitos históricos que marcaron un precedente en materia económica y política, a partir del Tratado de Bretton Woods de 1944 los denominados países desarrollados consolidaron un sistema económico que tiene por objeto la acumulación privada de capital, y expolia los bienes naturales sin ninguna política proteccionista del ambiente.
El neoliberalismo predominante en la economía global ha generado una crisis de civilización donde el acaparamiento de capital se impone sobre la dignidad del ser humano y su calidad de vida, esto ha conllevado dos aspectos graves: por un lado, ha gestado una crisis ambiental que está a punto de ser irreversible; por otro lado, exacerbó la brecha de desigualdad a niveles insostenibles, el 65 por ciento de la riqueza está en el 1 por ciento de la población global [1].
Una ecuación desbalanceada
La economía colombiana durante la última década se ha desacelerado principalmente por 3 factores, el crecimiento económico es inferior a sus necesidades lo cual crea un déficit fiscal, el aumento continuado del desempleo y el empleo informal genera una economía inestable y, la depreciación de la divisa que repercute en el costo de vida; en síntesis, el problema del país es que gasta más de lo que produce.
Tomando un periodo pre Covid-19 de 3 años (2017-2019) vemos que mientras el PIB del país creció 7,4 por ciento el incremento de su pasivo es más del doble de lo que produce, la Deuda Externa (DE) aumentó 17,4 por ciento y el déficit fiscal 13,8 por ciento; si al balance le incluimos el año pandémico los resultados son catastróficos, mientras el PIB decrece menos 6,8 por ciento, la DE aumentó 6,75 por ciento lo que representa el 62,2 por ciento del PIB y, el déficit fiscal aumentó 8,9 por ciento del PIB.
Aumentar la capacidad adquisitiva de la población
Financieramente Colombia es un país con potencial, sostenible y sustentable; sin embargo, la economía es la que lo hace inviable, si los recursos que el país produce se manejaran con una política redistributiva en función de la sociedad y no en beneficio de monopolio nacional y extranjero, el país podría subsanar la crisis económica existente.
Uno de los principales problemas a corregir es el desempleo y ligado a ello la política para el fomento del desarrollo económico, la cual está fundada en la depreciada teoría neoliberal del Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), donde la productividad y el desarrollo se sustentan en la reducción de la tributación de las grandes empresas, para que “la riqueza de los ricos crezca y chorree hacia las capas medias y bajas de la sociedad”; lo cual no ocurrió, porque lo que creció extremamente fue la desigualdad social.
El Gobierno justifica las exenciones de impuestos a los ricos porque estos supuestamente financian más inversión, más crecimiento y nuevos empleos, esto no es más que una falacia, toda vez que las condiciones que determinan la inversión son la rentabilidad esperada y el crecimiento de la demanda agregada, innovaciones tecnológicas y, en nuestro caso, un auge sostenido en el valor de nuestras exportaciones.
Karl Marx planteó que “la crisis es el resultado de la imposibilidad de vender” y según Keynes “la crisis económica no existe debido a la escasez de recursos, sino por la escasez de demanda, que provoca que no se consuma los suficiente como para tener que producir una cantidad de bienes que de trabajo a todos” [2].
En términos concretos la reactivación económica se consigue aumentando el flujo de capital líquido y no disminuyendo la tributación de los mega empresarios, si el poder adquisitivo per cápita aumenta la demanda se incrementa, lo cual obliga al aumento de la capacidad de producción de las empresas y por ende esto demanda nuevas plazas laborales.
La DE del país ha alcanzado parámetros insostenibles 62,2 por ciento del PIB y la capacidad de endeudamiento llegó al 132,2 por ciento del PIB nacional, además con un déficit fiscal que oscila en 8,9 por ciento del PIB es predecible que se recurra a más préstamos abultando aún más la elevada DE, lo que financieramente es inviable –nunca se paga una deuda con otra-, lo perentorio es refinanciar la deuda o declararse insubsistente.
Un modelo acorde a las necesidades de la mayoría
El sistema económico vigente ha desarrollado una marcada desigualdad que se ha incrementado a raíz de la crisis socioeconómica derivada del Covid-19, la cual desató los factores que le impiden a millones de habitantes gozar de una vida digna, lo que incrementa en márgenes históricos la desigualdad y la pobreza extrema; este contexto nos obliga trazar unos cambios económicos básicos urgentes que nos permitan reactivar la economía con un enfoque social.
1. Inversión estatal integral en el sistema comercial, industrial y agroindustria nacional, la adquisición de infraestructura y tecnología, al igual que la capacitación y tecnificación de los trabajadores de estas áreas, esto permitirá consolidar y fortalecer la producción nacional a fin de que cubra las necesidades locales y se genere un superávit.
2. Frenar la enajenación de activos fijos como Ecopetrol, ISA, entre otros, por el contrario se debe optar por retomar el control total estatal de estos activos, y sus utilidades no destinarlas a gasto corriente sino a inversión infraestructural y tecnológica.
3. Desmontar las excesivas exenciones tributarias de las que gozan las mega empresas nacionales y extranjeras y realizar una nivelación fiscal positiva, no solo aumentar su tributación acorde con capacidad productiva, sino que además se haga cobro retroactivo de los impuestos que dejaron de causar durante las últimas dos Reformas Tributarias.
4. Aumentar las exenciones del Impuesto de Valor Agregado (IVA) a la canasta familiar y crear un impuesto subyacente que este orientado a los gastos o productos suntuarios – Impuesto de Valor Suntuario (IVS); de igual forma desmontar el impuesto transitorio del 4 por mil que desincentiva la bancarización y favorece la evasión.
5. Realizar una nivelación salarial de los trabajadores que tengan mesadas inferiores a los 5 salarios mínimos (SMLMV) la cual debe oscilar sobre 10 puntos del IPC; además la congelación de los salarios onerosos hasta que se logre la nivelación respectiva.
6. Reasignación de los gastos del Presupuesto Nacional, principalmente la reducción de los gastos de funcionamiento gubernamental y pasivos suntuarios, además de la simplificación del Gabinete ministerial.
7. Ampliar la base del Impuesto al Patrimonio (IP) y reasignar la tasa efectiva al patrimonio líquido, esto generaría un superávit que sería la base presupuestal para realizar la formalización de los trabajadores informales.
8. Desmontar las exenciones a las mega empresas que expolian los bienes naturales, a la par que se les imponga un gravámen alto y se aumenten las responsabilidades ambientales.
9. Fortalecimiento integral de la educación estatal en todos los niveles y su articulación al desarrollo integral del país.
10. Se requieren tres Reformas Básicas, una Reforma Tributaria con espíritu redistributivo y que favorezca a las capas sociales más desfavorecidas, una Reforma Agraria que distribuya equitativamente la tierra y una Reforma Habitacional que subsidie vivienda digna a los millones de colombianos sin techo.
La política económica del país debe estar fundada en favorecer a todos los colombianos, en especial en subsidiar capas bajas de la sociedad y el desarrollo sostenible debe tener como eje central el aumento del poder adquisitivo y no los beneficios fiscales y tributarios a los grandes empresarios; en otras palabras, como sociedad debemos luchar por una política económica que subsidie a los necesitados a través de la redistribución de la riqueza.
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[1] El 45 por ciento de la riqueza mundial está en manos del 1 por ciento más rico del planeta. Forbes, 22-10-2020.
[2] Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Fondo de Cultura de México, 13-12-1935.