LA DESIGUALDAD SOCIAL ES UN NEGOCIO RENTABLE

LA DESIGUALDAD SOCIAL ES UN NEGOCIO RENTABLE

Chavela Villamil

El fin de la Segunda Guerra Mundial consolidó un sistema donde prima el lucro monopolista y la acumulación de capital, que genera una brecha de desigualdad social insostenible, junto a una expoliación de bienes naturales que depreda sin clemencia al Planeta.

El actual sistema ha incrementado abismalmente la brecha de desigualdad social, donde el 65 por ciento de la riqueza la acapara el 1 por ciento de la población global [1], ocasionando que un gran porcentaje de la población se hunda en la miseria y carezca de condiciones dignas para vivir, situación que se ha exacerbado mientras azota el Covid-19.

“Durante la pandemia, los recortes de emergencia de las tasas de interés y las medidas de estímulo del Gobierno beneficiaron a quienes menos necesitaban el apoyo público, lo que causó que sus activos crecieran en valor a pesar de la recesión económica” [2], lo que ocasionó que en medio de la crisis los millonarios del mundo crecieran en 5,2 millones.

Mientras la riqueza mundial creció 7,4 por ciento, 3 mil millones de personas tienen poca o ninguna riqueza; según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el 2020 la pobreza en la región aflige a 209 millones, y en Colombia aumentó 6,8 por ciento llegando a 21,9 millones [3].

El sistema imperante buscala concentración y centralización del capital, monopolización que se ha incrementado en las últimas décadas convirtiendo a los monopolios en oligopolios; según Marx la acumulación capitalista conduce a una mayor concentración del capital, y a medida que aumentan las grandes corporaciones, estas devoran a las pequeñas [4], ya que el sistema socializa las pérdidas y privatiza las ganancias.

La banca como instrumento de dominación colonialista

En 1944 crearon el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), principales pilares de la banca multilateral que a través de empréstitos bajo el sofisma del desarrollo y la mitigación del impacto de la desigualdad, han ocasionado la absoluta dependencia de las economías del Sur del Planeta, principalmente las latinoamericanas.

Hoy existe una rápida expansión de empresas tecnológicas como Google, Apple, Facebook, entre otras, que convertidas en oligopolios concentran un inmenso poder de mercado y financiero, lo que limita la efectividad de los instrumentos tradicionales de la política monetaria para regular las tensiones inflacionarias, ocasionando así un desequilibrio macroeconómico.   

Esta transición del capitalismo smithiano al capitalismo oligopólico permite que las Corporaciones utilicen su gigantesco poder para obtener grandes rentas de los consumidores, además de arrinconar al Estado y su Banca central.

La devaluación nos hunde más

El constante incremento del Dólar lleva esta divisa al techo de los 3.900 Pesos, que convierte a la divisa colombiana en la tercera moneda más devaluada, solo superada por la Lira turca y el Peso argentino [5].

Las implicaciones que tiene la depreciación del Peso sobre nuestra economía son trascendentales, el principal impacto es sobre la Deuda Externa (DE), ya que sin necesidad de que su monto se incremente automáticamente necesitamos más dinero para cubrir este pasivo, además de hacer inestable a nuestra economía porque aumenta el Déficit Fiscal.

Las importaciones también se afectan considerablemente ya que vuelve más caro traer los productos, teniendo en cuenta que nuestra economía es dependiente de la importación de productos básicos como gasolina, alimentos, entre otros, esto tiene repercusiones directas en la inflación y el costo de vida, ya que el precio de los productos de primera necesidad aumenta de manera automática.

La DE es un grillete imperial

El principal problema de la economía colombiana es sostener el pago continuado de la DE, que además de ser onerosa es constantemente incrementada con nuevos préstamos, convirtiéndola en un círculo vicioso impagable e inamortizable, que por sentido común nos debería llevar a declararnos insolventes, pactar su renegociación, o en su defecto estabilizar su amortización al promedio de inflación anual, 2,3 por ciento estimado para el 2021, y no subirla en 9,1 por ciento en 2022 como ordena el FMI.

El régimen exhibe su subordinación a la banca transnacional toda vez que ni el Presupuesto General de la Nación del 2022, ni la política fiscal contemplan medidas para disminuir el monto incremental de la DE, que en la actualidad representa el 51,9 por ciento del PIB y se estima que este año llegará al 62,9 por ciento del PIB.

Luchar por una Reforma económica estructural

Colombia requiere con urgencia un cambio de modelo económico, ya que el sistema actual no es sostenible e imposibilita el crecimiento y la productividad, por lo cual es impostergable la redistribución del gasto y la tributación, para fomentar integralmente la producción nacional.

En términos concretos la reactivación económica se consigue aumentando el flujo de capital líquido y una tributación diferencial acorde al capital neto; si el poder adquisitivo per cápita aumenta la demanda se incrementa, lo cual obliga al aumento de la capacidad de producción de las empresas generando así nuevas plazas de trabajo y la consolidación de los mercados.

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[1] El 45 por ciento de la riqueza mundial está en manos del 1 por ciento más rico del planeta. Forbes, 22-10-2020.

[2] El 1 por ciento posee el 45 por ciento de la riqueza personal del mundo. Sin Permiso, 26-06-2021.

[3] Aumento en los niveles de pobreza sin precedentes en las últimas décadas. Cepal, 4-06-2021.

[4] Capitalismo: ¿el leopardo ha cambiado sus manchas? Sin Permiso, 17-07-2021.

[5] Devaluación de la moneda. Corficolombiana, 28-07-2021.

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