LA GUERRA PERPETUA EN VERSIÓN PROGRESISTA

Himelda Ascanio
El giro a la derecha del Gobierno Petro, evidenció la apuesta continuista de los viejos modelos de pacificación, con militarización y manuales de contrainsurgencia. Una supuesta política de paz que esconde realmente la imposición imperialista de la guerra perpetua. De ahí su fracaso.
A estas alturas, con lo ya corrido del actual gobierno, no tiene mucho sentido pensar en si el imperialismo norteamericano captó al gobierno progresista, o el gobierno progresista era una herramienta para captar parte del pueblo con la idea de aparentes cambios. Da igual, en ambas perdió el pueblo.
Las recientes definiciones de los partidos de izquierda como el Polo Democrático y el Partido Comunista, en las que avalaron fusionarse en el Pacto Histórico, dan muestra de la captación que, al menos en estos escenarios institucionales, logra el llamado progresismo, grave precedente por el rol funcional que este cumple en el remozamiento del viejo régimen. Y más grave aún, cuando desde allí se sataniza y estigmatiza a la izquierda que critica tal metamorfosis.
Ver las dificultades como oportunidad
Con todo y la desazón que dejan la evidenciada realidad del gobierno Petro y su enlistamiento en la continuidad de las políticas dictadas por los Estados Unidos. Esta realidad constituye también una oportunidad de maduración en la lucha por los cambios. Pone nuevos derroteros a la organización popular y los sectores revolucionarios.
Una de ellas es la de recuperar buena parte del campo popular que sigue embrujado por el discurso progresista. Que supo aprovechar el momento y, con una aparente radicalidad, utilizó banderas y propuestas de las luchas sociales para manipularlas e incumplirlas.
Recuperar los principios y sentido de la lucha por los cambios y la construcción de un país en paz con dignidad y bienestar. Ya el propio presidente ha manifestado sus distancias con los cambios de fondo. Ha negado la lucha de clases y pretende posicionar una idea falaz de conciliación entre ricos y pobres. El gobierno Petro mantuvo en todo momento alfiles de J. M. Santos, hoy en la máxima representación de Sarabia y Benedetti. El ejemplo de cómo el progresismo arrastra a partidos de izquierda, hacia una segura fórmula de gobierno en alternancia con una ficha de J. M. Santos en la presidencia.
Nueva fase la guerra imperialista
En materia de paz, ha quedado muy claro que lo manifestado sobre procesos de solución política y construcción de la paz con participación, fue un discurso para iniciar mesas de diálogo y aparentar un modelo distinto. Para el caso de los diálogos con el ELN, el gobierno subestimó a la insurgencia, pensó que con perfidia e incumplimientos podría llevarla hacia el abismo del Desarme, Desmovilización y Reincorporación (DDR).
Contrario a eso, hoy el pueblo colombiano tiene aún más claro que ese viejo modelo DDR no funciona. Que sí se pueden construir otras formas y procesos de participación de la sociedad en la construcción de la paz. Y que por la vía del engaño y las dobles agendas no se puede construir ni diálogo, ni paz.
Asesinados de la semana
Arbey Morales Hernández, era un reconocido líder social, quien se desempeñaba como conciliador en la Junta de Acción Comunal de la vereda La Poza en el municipio de Cantagallo, Bolívar, donde además era un referente comunitario; fue asesinado el 19 de abril, mientras caminaba en su finca ubicada en la vereda La Poza a una hora del caserío. Su familia y la comunidad tuvieron que recoger su cuerpo de la zona donde fue asesinado y esperar el ingreso de las autoridades al lugar.