PERSISTE LA CONTRACCIÓN ECONÓMICA

PERSISTE LA CONTRACCIÓN ECONÓMICA

Chavela Villamil

El Producto Interno Bruto no crece y se desacelera, la sociedad pierde progresivamente poder adquisitivo y el mercado padece una caída de la demanda; lo que incrementa el déficit estatal y exacerba la crisis socioeconómica, que padecen las capas sociales medias y bajas.

El modelo económico global genera acumulación de capital en un reducido grupo plutocrático, mientras incrementa la brecha de desigualdad per cápita y amplía el margen de desigualdad entre países del Norte del mundo con los del Sur, que empobrece y excluye grandes grupos de la sociedad y exacerba la actual crisis económica global. Las fluctuaciones positivas que reflejan algunos mercados son muy bajas y por tanto incipientes y volátiles como para modificar el patrón decreciente del Producto Interno Bruto (PIB), lo que impacta ostensiblemente el poder adquisitivo per cápita y ocasiona una caída abrupta por demanda, que si bien ralentiza la inflación no decrementa el valor de los productos, colisionado el déficit de costo de vida existente.

Nuestra economía sigue decreciendo

Recientemente la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE), aseveró que para lo que resta de este año el crecimiento de nuestra economía no superará el 1,2 por ciento, mientras que el próximo año este indicador oscilará entre 1,8 y 2,2 por ciento; por lo tanto, “en lo que resta de este y en los próximos dos años se debe optar por una flexibilización monetaria prudente y un decrecimiento paulatino del Gasto Corriente; además, no se deben soportar incrementos en la regla fiscal y los egresos se deben ajustar a este instrumento para evitar un aumento en los costos de financiamiento e incrementos oscilantes en la cuenta corriente” [1].

Según Fedesarrollo, “los bajos niveles de nuestro mercado y la baja inversión han tenido un impacto directo en el lento crecimiento de la economía, además desde el enfoque de la demanda, el comportamiento de la formación bruta de capital sigue siendo la principal barrera para lograr un mayor dinamismo económico, al completar cinco trimestres consecutivos de contracción, igualando la duración de la contracción observada en la inversión durante la pandemia. Por lo tanto, el país está lejos de alcanzar un punto de equilibrio a largo plazo y el horizonte seguirá nublado por un tiempo más” [2].

Actualmente solo se percibe un mínimo aumento de la actividad comercial y de las utilidades, en especial del sector financiero; pero esto, no se refleja en aspectos como la recuperación del empleo ni la formalización del trabajo informal, solo repercute en el repunte de las utilidades de las grandes empresas y las corporaciones. Nuestras políticas económicas continúan y perpetúan la fracasada teoría neoliberal del Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), ligando la productividad, el desarrollo y el empleo al favorecimiento fiscal y tributario de las grandes empresas, bajo el supuesto de que estas luego gotearan la riqueza acumulada hacia las capas bajas de la sociedad; sin embargo, han pasado tres décadas continuas de su aplicación, y el resultado es el empeoramiento de la desigualdad y la pobreza monetaria y multidimensional, mientras crecen desmesuradamente las utilidades del sector plutocrático minoritario, de los grandes monopolios y capitales.

Déficit y nuevos paradigmas financieros y económicos

La desaceleración negativa del PIB y el estancamiento de nuestra economía, hace inaplazable un cambio en los patrones de consumo y las políticas de gasto, lo que hace imperante la disminución Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de la Deuda Externa -DE-),  a la vez que se aplica una política de austeridad que nos solo implica disminuir gastos suntuarios y la burocracia estatal, sino disminuir o congelar los aportes del presupuesto general al pago de la cuenta corriente (DE), ya que este dinero no disminuye la deuda de capital, tan solo amortizan los intereses, con un alto costo que se carga al déficit fiscal.

Es imposible superar la crisis económica y financiera, mientras conservemos las mismas políticas económicas que son deficitarias en términos de desarrollo social integral; además, la dinamización de la economía implica el incremento del poder adquisitivo per cápita y este solo puede aumentar en la medida que se formalice el empleo y se generen nuevas plazas laborales acordes al Costo de Vida de la población.

Es urgente decretar un periodo de austeridad estatal y la disminución del Gasto Corriente, en especial la mitigación del déficit de cuenta corriente (DE), que consume más del 57 por ciento del PIB, sin que ello subsane este pasivo, tan solo logra amortizar sus intereses, en otras palabras, lo financieramente viable es la disminución de los pasivos y la renegociación de la DE. La dinamización de la economía requiere un modelo económico que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional.

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[1] PIB de Colombia en el 2025: ¿Cuándo podría crecer? Valora Analitik, 31-07-2024.

[2] Más inflación y continua sin crecer la economía en Colombia. Valora Analitik, 29-07-2024.

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