¿HASTA CUANDO CRECERÁ EL DÉFICIT FISCAL?

¿HASTA CUANDO CRECERÁ EL DÉFICIT FISCAL?

Claudia Julieta Parra

Darle continuidad a una política económica que favorece el capital privado a la vez que incrementa el Gasto Corriente estatal, ha venido aumentando el ya abultado déficit fiscal hasta márgenes peligrosos, que empiezan a hacerlo insostenible y agudiza la crisis económica.

El desbalance entre ingresos y egreso a nivel global ha venido creciendo y comprometiendo las economías de todo tipo, en especial las que son dependientes del capital extranjero. El economista Michael Hudson plantea que, “la economía ha llegado al punto máximo de su capacidad de endeudamiento y no hay forma de que pueda recuperarse. Cada recuperación ha sido cada vez más débil, porque la deuda que la ha generado ha sido algo así como conducir un coche y pisar el freno” [*].

Nuestra economía no es la excepción, la nefasta política económica instaurada en nuestro país, desde hace décadas y sostenida por gobiernos sucesivos, ante la reducción  de ingresos y disminución del Producto Interno Bruto (PIB), no ha contraído su política de gasto y endeudamiento, por el contrario, ha venido incrementando ostensiblemente el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa), lo que amplía constantemente el déficit fiscal.

Según el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) al cierre del primer trimestre de este año, el déficit total alcanzó el 2 por ciento del PIB, por cada 2 puntos porcentuales de recaudo el Estado gasta 3; el informe del CARF sostiene que, “los gastos de funcionamiento ponen la mayor presión sobre el gasto, pero, al mismo tiempo son los más difíciles de ajustar en el corto plazo”.

Esto ha llevado a que el Gobierno opte por mover el Marco de la Regla Fiscal para sobregirar las cuentas y dar solución a los pasivos más apremiantes, sin cambiar la ordenación del gasto o disminuir el Gasto Corriente; desde luego esta medida no es lo más conveniente para el país, ya que pone en riesgo inminente las vigencias futuras, mucho más en una situación de hostilidad arancelaria, donde el primer impacto es el sobrecosto de las materias primas y la depreciación de nuestra divisa.

El Director de la CARF afirma que, “la dinámica de la deuda dependerá críticamente del comportamiento de las tasas de interés de la deuda pública, hoy en niveles altos, y de la tasa de cambio. Una senda de deuda pública más alta limita la capacidad de reacción de la política fiscal ante choques inesperados”.

El problema principal problema de nuestra economía, radica en la política fiscal y económica, toda vez que los tributos recaudados cubren medianamente la balanza de gastos, pero lo recaudado no se invierte sino que, en un margen superior al 77 por ciento se destina al Gasto Corriente y además se consume más de lo que se produce; esto exige una inminente reestructuración del Gasto Corriente y la generación de una política de austeridad estatal, que conlleva el recorte del gasto suntuario y la menoscabo de gastos onerosos como la nómina estatal, megapensiones, megasalarios, inversión militar, destinación para los intereses de la cuenta corriente, entre otros.

Salir de la actual crisis y reactivar nuestra economía implica reformas estructurales al fisco y al sistema productivo, toda vez que este sistema no genera ni inclusión social ni mucho menos crecimiento ni productividad; por ende, la dinamización de la economía requiere de un cambio estructural en la política económica, un modelo económico que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral, el fortalecimiento del sistema productivo nacional, la disminución de la brecha de desigualdad y pobreza (multidimensional y monetaria).

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[*] Es poco probable que se recupere la economía. The Economist, 18-05-2025.

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