EL REGRESO DE TRUMP

EL REGRESO DE TRUMP

Anaís Serrano

Amenazando e insultando regresó Donald Trump a la Casa Blanca, regreso previsible desde que acusó a Biden de robarle las elecciones, desatando la ira de sus seguidores que tomaron el Capitolio, como en una guerra civil. En cuatro años que gobernó Biden, nadie le exigió presentar las actas sobre los resultados electorales.

El multimillonario se juramentó rodeado de otros grandes magnates de las nuevas tecnologías, como Elon Musk, Max Zuckerberg y Jeff Bezos, evidenciando los nuevos tiempos del capitalismo y de las prioridades que tendrá este gobierno de Estados Unidos, obligado a enfrentar la actual crisis económica y política nacional e internacional.

Amenazas van, amenazas vienen

Sus primeras amenazas fueron contra las comunidades LGTBIQ, afro e indígenas estadounidenses y para los millones de personas  inmigrantes, que trabajan ilegalmente en EEUU, cuya mano de obra semi esclava ha sido fundamental para su economía. Además, amenazó con intervenir el Sistema Judicial y anunció que perforará lo que queda del suelo de su país, para extraer suficiente petróleo que satisfaga su propio consumo, llenar las reservas, exportar y bajar los precios del mercado petrolero mundial.

Como firme negacionista del cambio climático, amenazó también con acabar los racionamientos de agua en California, que según dijo burlonamente, pretendían proteger a unos “peces inútiles”, incomodando a los ricos de Beberly Hills, obligados a tomar duchas cortas a pesar del derecho que según el presidente, les da el hecho de ser ricos.

Para ‘hacer a EEUU grande otra vez’, amenazó con cambiar el nombre del Golfo de México por el de “Golfo de América”, pero restringiéndose al pedazo del Golfo que corresponde a su plataforma continental.

Amenazó con apropiarse a Groenlandia y el canal de Panamá -que según él los EEUU han perdido-, para lo cual aumentaría la fuerza de su ejército.

Agreden para saquear

‘Hacer a EEUU grande de nuevo’, implica entre otras cosas, aumentar su control sobre Nuestra América porque, aunque intenten negarlo, el crecimiento económico que requieren para sobrevivir a estos tiempos necesita los ingentes recursos que poseen nuestros países. Desde el litio, el gas y el petróleo, hasta la increíble biodiversidad y la fuerza de trabajo de millones de seres humanos que habitan esta región.

Otra de sus primeras decisiones realmente ejecutadas, fue volver a incluir a Cuba en la infame lista de “países patrocinadores del terrorismo”, así como un decreto de emergencia para su frontera sur, donde ya han comenzado a desplegar más militares y el inicio de las deportaciones de migrantes a México y Guatemala, aunque hay que aclarar que romper el récord de deportaciones alcanzado por Biden no le será fácil.

En Colombia, sus defensores han tomado nuevos bríos y ven en el regreso de su líder imperialista una catapulta para recuperar la presidencia de Colombia. Algunos de ellos se han atrevido a pedir públicamente, intervenciones militares a Venezuela y más medidas económicas para presionar al gobierno bolivariano, porque atacar al país vecino se ha convertido en eslogan favorito de las campañas políticas de la derecha colombiana.

Sabemos que Trump ‘vuelve a llover sobre mojado’ y que en su gobierno seguirán avanzando las mismas políticas injerencistas de siempre, potenciarán los conflictos que favorezcan sus intereses en nuestra región, continuarán robando nuestras riquezas y pretendiendo dirigir nuestros destinos, porque cuando se trata de Nuestra América, republicanos y demócratas estadounidenses varían las tácticas pero sostienen una misma estrategia, basada en su idea de un Destino Manifiesto encomendado por Dios y por la Doctrina Monroe, sin embargo no hay que subestimar el hecho de que la grave crisis estadounidense puede arreciar la violencia de sus intenciones.

Unidad e integración de los pueblos

La puesta en escena de este fascista continúa, el pueblo estadounidense aún no reacciona a la sacudida interna, pero los pueblos de Nuestra América deben reaccionar cuanto antes trabajando con más ahínco por una unidad real, que desafíe incluso la voluntad de algunos gobiernos títeres del continente, para resistir a las medidas que comienza a tomar este presidente supremacista, que pretende ser una versión radicalizada de aquel que presidió a EEUU hasta hace cuatro años.

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