UNA VERDADERA POLÍTICA QUE DIEZME LA POBREZA

Claudia Julieta Parra
El modelo actual al concentrar el capital en un reducido grupo plutocrático, hace incremental los indicadores pobreza y desigualdad, generando grandes déficits del gasto social, que los Estados son incapaces de subsanar ya que el modelo en sí mismo es deficitario.
La aplicación continua de un modelo económico de libre mercado, que monopoliza la riqueza en un reducido grupo plutocrático, incrementa la desigualdad y la pobreza (monetaria y multidimensional), además de desacelerar el mercado global y afectar enormemente nuestro mercado interno; que incrementa el déficit de poder adquisitivo, impactando el mercado interno, desacelerándolo y acercándonos a una recesión profunda.
Durante décadas nuestra política económica la han basado en el dogma neoliberal del Efecto de Goteo o Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), que plantea que, si los grandes capitales incrementan sus dividendos, por efecto automático la riqueza se derramaría hacia abajo, en forma de más empleo que dinamiza la economía; teoría fracasada que se convirtió en un lastre de todas las economías que la implementan. Desde la Apertura Económica de hace tres décadas, abrieron la economía a la flexibilización económica, lo que ha incrementado el déficit de Cuenta Corriente en términos insostenibles.
La marcada contracción de la economía requiere que el Gobierno trace un plan de emergencia, que debe centrarse en la disminución del Gasto Corriente (burocracia , guerra, pago de intereses de la Deuda Externa) y el incremento del recaudo, sin centrarlo en la captación por masa de capital que castiga a las capas medias, sino en la captación por volumen de capital neto, aumentando la tributación a los grandes capitales y empresas, con un enfoque redistributivo, no priorizando la inversión y la rentabilidad, además de congelar la media incremental del pago de pasivos onerosos como la Deuda Externa.
La reactivación y la solidez implica un cambio de modelo económico o por lo menos un cambio en la política económica y fiscal, priorizando suplir el mercado interno a través del fortalecimiento de la industria y la producción nacional, además de desarrollar planes secuenciales que dinamicen el poder adquisitivo per cápita y decrezcan el costo de los servicios básicos y esenciales.