COMPROMISO CON LA MAFIA, NO CON LA PAZ

COMPROMISO CON LA MAFIA, NO CON LA PAZ

Sergio Torres

El 15 de mayo se conoció una carta del 12 de abril, de la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, renunciando a su cargo y reclamando por presiones e injerencias en sus decisiones. Petro aceptó la renuncia y señaló a su exministra de querer “sabotear” su Gobierno.

La carta de la Exministra en un primer momento solo señalaba: “hoy he decidido tomar esta decisión y dar un paso al costado a pesar de ser feliz en este cargo y poder realizar acciones en favor de la justicia y las diversas personas, puesto que en las últimas semanas se vienen realizando intentos de injerencia en la cartera que hoy dirijo. Presidente, usted lo conoce muy bien, mis actuaciones no dependen de influencias, ni amenazas, persuasiones, ni interferencias o intereses políticos”.

A partir de ahí se empezaron a conocer detalles, con acciones y nombres de los funcionarios que habían intentado las injerencias. Como ya es habitual, el primer nombre que salió a la luz fue el de Armando Benedetti. Como también ya es normal, Petro, en sus acostumbrados discursos “veintejulieros” y pseudo radicales, respondió en defensa de su muy cercano ministro del interior, señalando a la exministra de querer sabotear los procesos de paz.

Durante las últimas dos semanas se han conocido los casos, solicitudes y sugerencias que desde congresistas del Pacto Histórico, funcionarios y ministros hicieron a la ministra. Revelándose unas dinámicas de ‘carruseles’ de contratos, intereses particulares y falsedades en procesos del gobierno. Uno de los más llamativos es el caso de la falsa desmovilización y extradición de Gabriel Yepes Mejía, alias “H”, líder de la banda de Nariño.

Sostener la falsa desmovilización

Dentro de la maraña de inconsistencias y el entramado de falsedades construido alrededor de la falsa desmovilización del grupo de Yepes Mejía. Apareció una solicitud de extradición emitida por las conocidas actividades de narcotráfico, a las que se ha dedicado y en las que intentó involucrar al ELN.

El periodista Daniel Coronell reveló que parte de las presiones y solicitudes hechas a la exministra Buitrago, tenían que ver con su concepto para evitar dicha extradición. Desde la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, pretendían que la ministra firmara dicho concepto y con ello argumentar la no extradición, y así disimular, no comprometer tanto al presidente, y el cumplimiento de sus pactos con dicha banda.

En dicha maraña y sus falsedades, aparecen contrapuestas las evidencias que desde Estados Unidos han planteado, como argumentos para extraditar al agente Yepes Mejía, la realización de narcotráfico entre Colombia y Ecuador. Y por las cuales la Corte Suprema avaló la extradición. Obligando al propio Petro a dar el paso indeseado, ser el mismo el que por vía presidencial negara la solicitud.

Como en efecto ocurrió el pasado viernes 23 de mayo, cuando se conoció un documento firmado por el presidente Petro y el ministro de justicia encargado, esgrimen motivos para frenar la extradición de Yepes Mejía: “mientras contribuya con aportes verificables y resultados concretos en el proceso de consecución de la paz total (…) como negociador de la mesa de diálogos de paz con el Gobierno Nacional y desarrolle acciones orientadas al logro de dicho objetivo”.

Esta es una definición política de Petro, en la que se confirma una vez más el compromiso y la colusión con bandas como la de Nariño. La necesidad de sostener una falsa desmovilización, que realmente fue una operación contra el ELN, en el intento de golpearlo, dividirlo y deslegitimarlo. Dado el fracaso de dicha operación, ahora la “utilidad” de dicha banda es mostrar un supuesto proceso de negociación avanzado, que al igual que en el Catatumbo, es realmente una farsa y el reciclaje de un nuevo paramilitarismo en versión progre.

Para verdades el tiempo

De nuevo, como ya ha sucedido con otros funcionarios, lo rebelado tras la renuncia de Ángela María Buitrago al ministerio de justicia, termina dejando en evidencia la manera tradicional como se manejan las políticas del gobierno Petro, al mejor estilo y en continuidad con el viejo régimen mafioso y paramilitar. Construyendo entramados de corrupción y procesos falsos, promoviendo componendas y chantajes.

Mientras el gobierno Petro habla de paz e incluso intenta vincular a escenarios internacionales, su política de paz está hecha sobre la falsedad, donde el compromiso real es con bandas de narco paramilitares y no con la construcción de la paz.

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