NO ES EL NIÑO, ES EL CAMBIO CLIMÁTICO
Omaira Sáchica
Las tristes imágenes de más de 2 hectáreas de bosque de niebla (páramos) ardiendo en llamas, generan gran preocupación en los ambientalistas y expertos climáticos, porque son evidencias del cambio climático que nos recuerdan que la línea cero de no retorno se acerca con celeridad.
La última semana en diferentes partes del país se han presentado más de 31 incendios forestales, 2,7 hectáreas de ellos en bosques de niebla, que son vitales en el ciclo del agua, allí nacen cerca del 70 por ciento del agua potable que consume Colombia, además se han afectado especies endémicas en riesgo de extinción como el frailejón, el que solo crece un centímetro por año, un frailejón adulto promedio tarda de 15 a 20 años en madurar, también se afecta el oso andino por el daño de su hábitat natural, entre otros.
Darle la palabra a la ciencia
Varios medios de comunicación han atribuido estos incendios al fenómeno del Niño, tesis errónea, ya que estos incendios y los cambios climatológicos abruptos son efectos del cambio climático. El paleoecólogo, Philip Higuera afirma que, “el cambio climático ha avivado los incendios más grandes e intensos a nivel global; el aumento de la temperatura, los cambios en los patrones de lluvia, nieve, perdida del permafrost, los cambios en las comunidades de plantas y otras alteraciones relacionadas con el clima, han aumentado enormemente la probabilidad de que se produzcan incendios, y de mayor intensidad y amplitud que en el pasado” [1].
La ecóloga de incendios de la Universidad de Colorado, Jennifer Balch, afirma que, “las recientes olas de calor ocurren en un período que ya de por sí está siendo más caluroso, y lo que sucede, entonces, es que se agota la humedad de los combustibles vivos y muertos, y el vapor queda en la atmósfera convirtiéndose en un catalizador para el fuego; además, en muchos lugares, hay mucho material combustible en el suelo, vegetación y pastos tan finos como el papel; los eventos de sequía a corto plazo o las olas de calor los secan irremediablemente” [2]. El cambio climático ha contribuido a la generación de aire caliente y con baja humedad, que al momento de un conato de incendio se convierte en combustible perfecto para diseminar los conatos rápidamente, generando flamas masivas difíciles de apagar y con efecto devastador sobre la fauna y la flora del territorio.
Hay otros factores que aumentan el riesgo de incendio, como los cambios en la destinación del suelo, en el caso de los páramos la potrerización y la minería, entre otros, las decisiones de gestión forestal y medioambiental que reducen el papel del Estado a la ubicación de un reducido grupo de guardas forestales que no tienen incidencia en el territorio, y la falta de políticas fuertes que protejan las selvas, bosques primarios y de niebla, entre otros.
La culpa de los Estados
La Doctora Zita Sebesvari, de la Universidad de Naciones Unidas (UNU) afirma que, “a medida que extraemos indiscriminadamente nuestros recursos hídricos, dañamos la naturaleza y contaminamos tanto la Tierra como el espacio, nos acercamos peligrosamente al borde de múltiples puntos de inflexión del riesgo, que podrían destruir los propios sistemas de los que depende nuestra vida” [3].
La ciencia viene demostrando que cuando ocurre una ignición, incluso si es natural, las posibilidades de que genere un gran incendio son mucho más altas de lo que serían sin el cambio climático. El Cambio Climático es una consecuencia del sistema capitalista, por lo tanto, mitigarlo y detener la debacle medioambiental tiene implícito realizar cambios en el modelo económico: transformar el modelo de producción, pasar de un sistema de producción en masa a producción por gasto o consumo básico, minimizar la expoliación de recursos naturales y agilizar la transición energética dando fin al uso de combustibles fósiles. Superar la crisis medioambiental y evitar la destrucción del planeta implica un cambio de las políticas económicas y una verdadera política ambiental que salvaguarde la vida en el planeta.
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[1-2] El cambio climático es el directo responsable de la proliferación de incendios forestales. National Geographic, 22-01-2024.
[3] Alerta sobre seis puntos de quiebre en la estabilidad del planeta. Mongabay, 25-10-2023.