EN 2024 DECRECERÁ EL AUMENTO DEL SALARIO MÍNIMO

Claudia Julieta Parra

El incremento del salario mínimo no es acorde a las necesidades básicas de la sociedad, lo que lo convierte en un incremento deficitario; sin embargo, su incremento es trascendental en la economía familiar y tiene implicación directa en el poder adquisitivo per cápita.

Durante décadas el salario mínimo y desde luego su incremento ha sido insuficiente a las necesidades básicas, además el 58,5 por ciento de la población que labora, está ligada al trabajo informal y por ende este aumento nos los beneficia, sino que los pauperiza  aún más, ya que su poder adquisitivo no está incluido en este parámetro, pero los precios sí, por lo tanto su capacidad de compra disminuye ostensiblemente.

El año anterior su aumento nominal fue de 16 por ciento y su aumento real fue de 1,66 por ciento; con una proyección de cierre de la inflación de 9,62 por ciento. Gloria Inés Ramírez Ministra de Trabajo, anunció que el próximo año el incremento del salario mínimo no deberá tener un incremento nominal superior al 10,4 por ciento; lo que es claramente una disminución con respecto al 2023.

Es más que evidente que un incremento tan relativamente bajo como el proyectado por la Ministra Ramírez es un golpe directo a la economía de las familias, un incremento deficitario que ni siquiera alcanza a soportar las alzas del mes de enero. El principal problema que tiene el salario mínimo es que su incremento está ligado a la inflación, por lo tanto, su aumento está condenado a ser deficitario y a decrecer constantemente el poder adquisitivo, ya que el costo de vida es dependiente de fenómenos macroeconómicos que no están regulados por la inflación, por el contrario, contribuyen a que esta se incremente.

Si realmente el gobierno está dispuesto a mejorar la calidad de vida de los colombianos y a mitigar la pobreza y la desigualdad, está obligado a cambiar la ecuación que determina el incremento del salario mínimo, en otras palabras, desindexar este aumento de la inflación y ligarlo a otros indicadores económicos que realmente determinan el poder adquisitivo per cápita. Desde luego este cambio estructural genera una ruptura con los gremios que no están dispuestos a disminuir sus utilidades; por lo tanto, es el momento en el que el gobierno fije una posición política que esperemos esté enfocada en el bien común de la sociedad en su conjunto.