GLIFOSATO MÁS COSTOSO Y MENOS EFECTIVO, ¿POR QUÉ INSISTEN?

Omaira Sáchica

Una Comisión bicameral del Congreso de Estados Unidos (EEUU) concluyó que la fumigación aérea con Glifosato es ineficiente y dañina, pero el Departamento de Estado se la impuso al Gobierno de Colombia, ¿por qué un brazo hace lo contrario del otro?

Están sobre documentadas las graves e irreversibles afecciones ambientales y a la salud humana que hace la aspersión aérea con herbicidas de amplio espectro, la toxicidad del Glifosato llevó a que en 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) considerara este herbicida como un Agente carcinógeno humano Tipo II [1].

La Corte Constitucional colombiana a través de la Sentencia T-236/2017 prohibió la utilización del Glifosato y obligó al Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) a frenar las aspersiones aéreas con este herbicida; en contravía el Departamento de Estado de EEUU impuso esta fumigación, que el Gobierno asumió en el Decreto 380 del pasado 12 de abril, el mismo día que J. González visitó a Bogotá como emisario de Biden.

El Decreto 380 prohíbe la aspersión en Áreas Protegidas como “Sistema de Parques Nacionales Naturales, Parques Naturales Regionales, ecosistemas estratégicos como páramos, humedales categoría Ramsar [2] y manglares, cuerpos de agua y centros poblados” [3]; hay que recordar que cerca del 90 por ciento de los cultivos de uso ilícito se encuentran en estas Áreas Protegidas.

Las cifras demuestran la inefectividad del Glifosato

La Comisión de Política de Drogas del Hemisferio Occidental (Whdpc, por sus siglas en inglés) del Congreso de EEUU, afirma que “la erradicación forzada y la fumigación aérea con Glifosato no sirven, al contrario causan más daño, por lo que se debe implementar la sustitución voluntaria de los cultivos de uso ilícito, que debe ir acompañada de programas para el desarrollo de las zonas más afectadas” [4].

El Doctor Daniel Mejía experto de la Universidad de Los Andes en erradicación y sustitución de cultivos de uso ilícito afirma que, “por cada Hectárea (Ha) asperjada los cultivos se reducen en un 2 por ciento por Ha por tanto, para erradicar una Ha de coca es necesario fumigar 33 Ha, lo que hace a la aspersión con Glifosato completamente ineficiente, ineficaz e irrentable” [5].   

Mejía es categórico al concluir que “la hoja de coca contenida en una Ha sembrada tiene un costo promedio de 500 dólares (USD), por lo cual, no tiene sentido centrar la estrategia antidrogas en el eslabón más débil de la cadena del narcotráfico, se debe concentrar los esfuerzos en el lavado de activos, la producción de clorhidrato de cocaína, la comercialización de precursores químicos y la distribución del alcaloide, es en estas fases donde el alcaloide adquiere plusvalía. El Gobierno se equivoca al reactivar la fumigación con Glifosato” [6].    

Necesitan Glifosato para mantener el plan de Guerra

Por su parte la Doctora Tatiana Martínez afirma que “el 60 por ciento del incremento en los cultivos de uso ilícito obedece al anuncio a destiempo del Programa de Transferencia de Tierras a Cultivadores de Hoja de Coca, originado por el Acuerdo de Paz de 2016, esto llevó a que los campesinos retomaran la siembra para acceder a estos beneficios” [7].

El Doctor Edgar Castro afirma que, “el incremento de los cultivos de coca obedece en gran medida al aumento en la demanda y el costo del alcaloide, por consiguiente, es erróneo querer acabar el narcotráfico reduciendo los esfuerzos a la destrucción de cultivos de uso ilícito” [8], con fumigaciones que debe pagar el Presupuesto de Colombia; lo que devela la ausencia de compromiso de los países consumidores como EEUU, quien de manera perversa mantiene la ilegalidad de los cultivos de coca y marihuana, mientras las leyes de 17 de sus Estados lo permiten como consumo recreativo.

La ilegalidad de los cultivos de coca y marihuana es el punto de partida para reprimirlos con la fracasada Guerra contra las drogas, a mayor represión más valor toman estas drogas, rentando un narcodinero que lubrica el sistema financiero mundial; además, si se cumplieran los Programas de sustitución voluntaria derivados de los Acuerdos de Paz de 2016, tendrían que abandonar el territorio colombiano las miles de tropas de EEUU que dicen participar en esta fallida Guerra contra las drogas.