‘NATURALIZAMOS EL ABUSO SEXUAL’
Damaris Izaguirre
Pese a que se han disparado los casos de abuso sexual en Transmilenio lo que ha generado gran indignación y motivado diferentes marchas y plantones, es lamentable que la mayoría de los titulares se limiten a decir: “marchas feministas causan caos vial en Bogotá”.
Los recientes casos de violencia sexual en el sistema de transporte público de Bogotá, nuevamente han puesto los reflectores sobre la violencia de género y el abuso sexual, y en especial sobre la inoperancia de las autoridades para prevenir este flagelo, y la ineficiencia para atender de manera oportuna y eficaz las denuncias, es inaudito que con una de las víctimas -Hilary Castro- los funcionarios de la URI se hayan negado a recibirle la denuncia, y que solo hasta que el caso se volvió mediático hayan tomado acciones.
Según cifras oficiales ocho de cada diez mujeres aseguran haber sido víctimas de acoso sexual en el transporte o espacio público, solo en Bogotá en lo corrido de este año se han presentado 16.319 hechos de violencia sexual, un incremento del 21,6 por ciento con respecto al año anterior; de acuerdo a los reportes del Sistema Penal Oral Acusatorio (Spoa), este año en Bogotá se han abierto 6.443 procesos por delitos sexuales, un promedio de 20 procesos al día, de estos, 5.765 corresponden a delitos de violación y de actos sexuales abusivos (18 procesos al día), en los que los menores de 14 años han sido las principales víctimas, incluido el caso aberrante del profesor Juan Lozano, en la localidad de Suba, que violó a una niña de siete años; sin embargo, el caudal de denuncias irrisoriamente contrasta con la muy baja acción judicial, sólo el 0,3 por ciento de los casos han terminado en ejecución de penas.
Desafortunadamente la violencia de género y en especial el abuso sexual en contra de las mujeres se ha vuelto una constante, -“parte del paisaje”-; se podría decir que ‘la sociedad ha naturalizado el abuso sexual’, por lo que no basta con denunciar, hay que dejar de estigmatizar a las víctimas y luchar arduamente por erradicar la violencia de género, y como dice la canción que se volvió himno femenino: “que tiemble el Estado, los cielos, las calles, hoy a las mujeres nos quitan la calma (…); ya nada me calla, si tocan a una respondemos todas (…), ¡nos queremos vivas!”.