ELECCIONES INTERMEDIAS EN ESTADOS UNIDOS
David Cañas
Joe Biden se declara vencedor y Trump aparece como el fantasma de un triunfo republicano que se entiende como una derrota. El Senado quedó en manos demócratas y la Cámara en republicanas. El mundo expectante no espera nada bueno de esta votación de medio tiempo.
El sistema electoral estadounidense es muy complejo y está diseñado para la continuidad del bipartidismo (Partidos Demócrata y Republicano), en una estabilidad supuesta y ordenada de equilibrios, consensos y decisiones ciudadanas, que permiten una permanente evaluación de la gestión gubernamental y una crítica en las urnas. El disenso no cabe en este juego y los llamados outsiders (rupturista) son tipo Trump, que es decir más de lo mismo pero repotenciado.
Las elecciones intermedias estremecen el entramado político y por consiguiente al Gobierno, en este caso el de Joe Biden. Por realizarse a los dos años de mandato se convierte en un acto ciudadano evaluativo y crítico de la gestión gubernamental y de la propia figura presidencial. En este proceso se elige toda la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y 39 gobernadores.
Esta elección trae un transvase de votos. Quien votó por Biden y los demócratas, ahora lo hizo críticamente por un republicano. Hay millones de votantes que se mueven o no de acuerdo a su momentánea condición personal y material y son el objetivo de la manipulación y el fraude.
Biden a dos años de su mandato estaba para que lo aplastaran y por eso se hablaba de una ola republicana, casi un tsunami. Pero ese fenómeno no ocurrió. El ciudadano vive una condición excepcional en los últimos años en los Estados Unidos por la inflación de los alimentos y el aumento de los precios de la gasolina. Y esto tiene que ver, principalmente, con la respuesta militar de la OTAN a la intervención rusa en Ucrania, y con las sanciones que el llamado Occidente colectivo ha desatado contra Rusia. Sin embargo, los demócratas lograron por todos los medios sobrellevar la votación y lograr lo que se considera una victoria.
Los demócratas pierden la Cámara de Representantes, pero mantienen el control del Senado. Biden ya apareció como triunfador y lanzó su candidatura para la reelección presidencial en el 2024. A Trump, en cambio, lo convirtieron en la peste que conllevó la derrota republicana. Y salió debilitado dentro de su propio partido con miras a las elecciones del 24. Surgió una nueva estrella fascista, el electo gobernador de Florida De Santis, quien se perfila como candidato desde ya en la disputa interna de ese partido.
En esta democracia “ejemplar”, son innumerables las denuncias de fraude, de manipulación y trampa que hay a todos los niveles y desde todos los lados. El Estado que se ha erigido como el juez universal en casi todos los aspectos, sobre todo en la designación de las cualidades de los otros Estados, cada vez más muestra sus propias debilidades, fracturas y falencias democráticas.
Las denuncias en esta elección específica son diversas, pero todas confluyen en que los demócratas, que tenían los más bajos índices de aceptación, lograron la magia de convertir el malestar en votos a favor. Y eso lo hicieron con todo tipo de triquiñuelas.
Desde el conteo, pasando por la manipulación electrónica de los procesos de votos a distancia, y los que se hacen por correo. Las máquinas de votación de varios Estados se dañaron, fallaron o se reiniciaron por diversos motivos y con un solo fin. Y sobre todo en la manipulación de los medios de desinformación masiva, que allí son apabullantes. Verdaderas usinas de producción constante, industrias culturales que sostienen el statu quo y contienen la rebeldía, difuminándola y desviándola.
La contradicción principal que subyace en la sociedad gringa, entre el pueblo trabajador, el 99% y los ricos, el 1%, continúa intacta y fueron las batallas ahora convertidas en esenciales, como el aborto, la inmigración, el racismo, la legalización de la marihuana, los asuntos de género, la inseguridad y otras, las que movieron el voto y la voluntad de los electores.
La plutocracia gringa sale fortalecida de esta contienda. Biden se reafirma y con él la política imperialista que ha llevado al mundo a su peor crisis. Personalmente está implicado con Ucrania, con las denuncias rusas sobre los biolaboratorios encontrados allí, y en los cuales se realizaban acciones prohibidas por tratados internacionales.
La conducción hegemónica de la OTAN por los Estados Unidos, ha llevado al mundo a la crisis nuclear más cercana a la hecatombe desde la llamada Crisis de Octubre cuando la Unión Soviética desplegó ojivas en Cuba. El intento de mantener el orden internacional de acuerdo a sus intereses y reglas, imponiendo un solo comando global, está llevando a una confrontación, pues es irreversible el nacimiento de un mundo pluricéntrico y multipolar, en el que China, Rusia y la India son las potencias emergentes producto de su desarrollo particular y de su inserción en las cadenas globales productivas y de servicios.
Estos dos años que se vienen, aunque Biden perdió la Cámara de Representantes, los demócratas pueden endurecer su política internacional y continuar con su tradición de arrasar pueblos y matar dignatarios. En este caso jugando al billar de tres bandas, las sanciones contra Rusia están destruyendo a Europa. Y ese continente europeo eunuco, política y militarmente, se deja llevar al matadero sin siquiera resollar.
Para nuestra región latinoamericana y caribeña, al menos hasta ahora, la administración Biden ha expresado que va a respetar las voluntades de los pueblos del Sur, que se han manifestado por un cambio de sentido hacia lo social en la mayoría de los países. Esto es parte de su realismo político en un mundo cambiante y donde su hegemonía se relativiza.
Las elecciones de término medio, mostraron un régimen autoritario y sin escrúpulos. Un régimen fortalecido en su control y manipulación. Trump investigado por los acontecimientos de la toma del Capitolio y el allanamiento a su Club de Miami en búsqueda de pruebas de incriminación en cualquier crimen, sobrevive a la andanada herido, mientras Biden con su triunfo en el Senado y en varias gobernaciones importantes, pasó la prueba y sale campante, así confunda a Camboya con Colombia.
El pueblo gringo se sigue debatiendo en la búsqueda de mayores libertades y bienestar dentro de la telaraña que le imponen de pequeñas batallas, para soslayar la principal. La crisis económica y social cada vez es más profunda y las medidas paliativas de Biden pueden servir momentáneamente. Estas elecciones le dieron un respiro a los que gobiernan y se enriquecen en los Estados Unidos. ¿Hasta cuándo soportará el 99% la situación de iniquidad y desastre social en que estos oligarcas los tienen sumidos?