¿DISFRAZAR AL TIGRE DE GATITO?

¿DISFRAZAR AL TIGRE DE GATITO?

Damaris Izaguirre

El nuevo Gobierno se ha propuesto un cambio de Doctrina de Seguridad donde el centro es la protección de la vida de las poblaciones más amenazadas; sin embargo, la transformación del Esmad es disonante con ese propósito pues al parecer la reducen a un cambio de empaque.

Desde la creación del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) en 1999, esta policía militarizada ha dejado una estela de muerte y violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos, que ha cosechado un repudio generalizado en la sociedad y la exigencia de su extinción.

El General Henry Sanabria el nuevo Director de la Policía ha explicado que el Esmad no desaparecerá sino que será transformado, “de acuerdo con las reuniones que hemos tenido con el Gobierno, este grupo debe tener una modificación en ciertos Protocolos de actuación, básicamente será la última forma para ingresar a una situación que amerite su intervención”.

Dentro de la cosmética que disfrazan de novedad está el cambio de nombre -ahora será Unidad de Diálogo y Acompañamiento a la Manifestación Pública (Udamp)-, el cambio de color de los uniformes, habrá tanquetas que harán de ambulancias, y dialogará antes de enviar a la Udamp a disolver por la fuerza una manifestación; sin embargo, continuarán utilizando armas de Guerra como el lanzagranadas Venom; en otras palabras, el Esmad -Udamp- seguirá siendo una fuerza terrorífica de choque.

No hay nada nuevo solo la aplicación estricta de los protocolos ya existentes para el manejo de las manifestaciones y las protestas, donde son explícitos y reiterativos al decir que la fuerza debe ser el último recurso y que su uso debe ser medido; es decir, el cambio estaría en que harán lo que siempre han debido hacer.

De poco sirven los discursos emotivos al respecto si no se ejecuta el cambio tal como lo prometieron en la campaña electoral; es evidente que el abuso policial y el uso desmedido de la fuerza no es un asunto de uniformes sino de Doctrina, mientras los cambios no se centren en la criminalización real del abuso policial, y su actuar no sea acorde a los Derechos Humanos bajo el entendido de que su función es preservar la vida de los colombianos, y no cuidar las infraestructura de los millonarios, continuará la estela de sangre y muerte pero con diferente empaque.

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