LA CORRUPCIÓN, VIOLACIÓN DE DDHH QUE AUMENTA EL HAMBRE

Álvaro Solano

El impacto del modelo económico a favor de las élites sobre las clases sociales empobrecidas y excluidas, agravado por la corrupción han incrementado considerablemente los niveles de penuria para la mayoría de los colombianos, sistema que es insostenible.

De acuerdo al Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional en el 2021, Colombia sufrió un nivel de corrupción alta por la falta de medidas contundentes para combatirla, por esto Colombia ocupa el puesto 87 entre 180 países con 39 puntos, índice donde cero representa una corrupción altamente elevada [1].

En Informe enfatiza en que, “mientras se estancan los esfuerzos anticorrupción, los Derechos Humanos (DDHH) y la democracia también están bajo ataque», la protección de los DDHH es crucial en la lucha contra la corrupción, los países que violan las libertades civiles tienden a obtener puntajes más bajos»: entre más corruptos son, más violan los DDHH.

El hambre seguirá extendiéndose

Según Naciones Unidas la Seguridad Alimentaria consiste en que todas las personas tengan acceso físico y económico a comida en cantidad y calidad suficiente para llevar una vida sana y activa; recientemente la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) publicaron el Informe Focos de Hambre, donde identificaron una situación de inseguridad alimentaria aguda que se agravará de febrero a mayo de 2022, dentro de los países con mayor riesgo en el continente se encuentran Colombia, Honduras y Haití [2].

El Informe afirma que, «es probable que la inseguridad alimentaria se deteriore aún más en Colombia en los próximos meses debido a una combinación de inestabilidad política, desafíos económicos y el impacto continuo de la crisis migratoria regional amplificada por el desplazamiento interno”; además, la pandemia ha amplificado la desigualdad y los altos niveles de inflación restan a las familias capacidad de compra y de solventar sus necesidades básicas, por tanto, se proyecta que este año 7,3 millones de colombianos necesitarán asistencia alimentaria [3].

Ante el desolador panorama de hambre, miseria y desigualdad que vislumbra la FAO la respuesta del régimen se limitó a tramitar una queja ante las oficinas de la FAO en Roma, en la que rechazan este informe [4]; ¿por qué no toman medidas que mitiguen el hambre y la desigualdad social?

Lo real es que el hambre sí mata

La Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco) afirma que “la pobreza monetaria es la principal causa de la inseguridad alimentaria, entendida esta como la dificultad de una persona para acceder regularmente a suficientes alimentos nutritivos que le permitan un adecuado crecimiento y desarrollo; el hambre en Colombia si es crítica” [5].

Según Abaco alimentar a una persona en el país cuesta en promedio 423.000 Pesos al mes, sin embargo, el 48 por ciento, 21 millones de colombianos no cuentan con recursos para comprar una canasta básica de alimentos, hay siete millones de personas que viven con solo 145.000 Pesos mensuales (33 Euros), el 42,5 por ciento de los habitantes dispone solo de 331.688 Pesos (76 Euros) para cubrir sus gastos de alimentación, vivienda y otros artículos de primera necesidad.

El Director Ejecutivo de Abaco afirma que, “los niños con desnutrición crónica van a tener 14 puntos menos de Coeficiente Intelectual, cinco años menos de escolaridad, además una familia pobre necesita once generaciones para salir de esas condiciones de vulnerabilidad, lo que provoca una pérdida del 11 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)” [6].

Expertos de Nutrición de Save the Children en Colombia sostienen que, “el niño que de los cero a los cinco años no recibió los nutrientes imprescindibles, tendrá tallas más bajas, aprenderá más lento y nunca desarrollará todo el potencial cognitivo, afectivo y personal, y llevarán esta marca en todo su ciclo vital y en su genética; están prácticamente condenados a la réplica en sus hijos” [7].

Cambiar el sistema corrupto que sirve a la minoría privilegiada solo será posible con la movilización y presión de la gran mayoría de la población que es víctima de este régimen, que usa todas sus armas legales e ilícitas para perpetuarse en el poder.