INDEPENDENCIA GRITA EL PUEBLO COLOMBIANO
Comando Central (Coce)
El Grito de Independencia dado el 20 de julio de 1810 impulsó la lucha que permitió expulsar al imperio español, para crear Estados en los que la soberanía debe residir en el pueblo y nunca más estar subordinados a intereses de potencias extranjeras, como este ideal sigue vivo la lucha sigue.
Las marchas convocadas para este 20 de julio dan continuidad a los reclamos del Paro Nacional iniciado el 28 de abril, que le exigen al Gobierno unos derechos fundamentales y un diálogo que resuelva este conflicto, entre una élite gobernante que administra el poder en función de sí misma y la gran mayoría, que exige hacer realidad el mandato constitucional de desarrollar un Estado Social de Derecho; contradicción que debe resolverse para remontar la tiranía imperante e instaurar la soberanía popular.
El régimen refractario a las soluciones políticas rehúye el diálogo y hasta que el Paro Nacional arrinconó al Gobierno este prometió la Matrícula Cero en las Universidades estatales, cuando el Congreso debió hacer realidad esta medida, los representantes de los Partidos tradicionales dijeron que no la aprobaban porque dañaba la Regla Fiscal, ley de hierro que obliga a destinar la mayoría del erario a pagar la burocracia creciente, los gastos de Guerra y la Deuda Externa a la vez que destina miserables recursos para la salud y la educación públicas.
En vez de estar al servicio del pueblo que los elije para que los represente, la élite gobernante se ha convertido en un simple agente de la banca transnacional del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que no cesan de enriquecerse con imponer recetas neoliberales que extreman la desigualdad social en los países a los que les chupan la sangre con sus préstamos.
Esa minoría que domina a Colombia también es un sumiso agente del plan imperialista de la Guerra sin fin llamada Guerra contra las drogas, con la que obligan a fumigar con Glifosato en vez de cumplir los Acuerdos de sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito firmados con los campesinos, además de sembrar al país de Bases Militares de Estados Unidos y obligar a comprar aviones de Guerra para un conflicto internacional previsto por los planeadores estratégicos del Pentágono.
Con la movilización y lucha de las mayorías nacionales superaremos la doble subordinación que sufre Colombia, para llegar a ser una República democrática, soberana y en paz.
Realidad palmaria es que el Establecimiento colombiano se caracteriza por «una élite gobernante que administra el poder en función de sí misma». No menos palmario, es que ello obedece a la puesta en práctica de un Proyecto Nacional Estratégico en el que -históricamente- a las clases y sectores populares se les ha excluidos como actores socio-políticos determinantes en la vida nacional. En tal sentido, la captura del aparato del Estado para usufructo de esa cínica élite y de sus inmorales epígonos y cortesanos del poder, es condición insustituible para lo que ellos llaman «ejercicio democrático». A este respecto, no puede ser más ilustrativa la posesión de la Representante del Centro Democrático Jennifer Arias como nueva Presidenta de la Cámara de Representantes, no obstante los serios cuestionamiento éticos y morales que se le formulan (El Espectador, Julio 21 de 2021. Edición Digital).
De no menor importancia en el contexto objeto de análisis, es lo relativo a la actitud obsecuente -de lame-suelas- asumida por el Gobierno Nacional frente a las imposiciones de los organismos multilaterales de crédito tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), o la Corporación Andina de Fomento (CAF). En ese orden de cosas, es insoslayable aludir al rol de las agencias calificadoras de riesgos Moody´s, Standard & Poor´s y Fitch. Tales organismos son los que trazan el derrotero socio-político a los países del «capitalismo salvaje»- entiéndase neoliberalismo globalizador-. En ese marco económico-social y político impuesto, se inscriben factores condicionantes como la deuda externa, la cual para Colombia con corte a marzo del año en curso, es de US$153.628 millones, esto es, el 50.8% del Producto Interno Bruto (PIB) (La República, Julio 19 de 2021. Edición Digital). Con respecto al gasto militar, es de precisar que para 2021 el presupuesto está aforado en US$10.400 millones, es decir, el 3.4% del PIB, alcanzando el segundo lugar en América Latina después de Brasil, tanto en presupuesto como en pie de fuerza. (Instituto Internacional de Estudios para la Paz) (CARACOL Radio, Abril 27 de 2021).