EL COLMO DE LA MANIPULACIÓN Y LA DESINFORMACIÓN
Damaris Izaguirre
Con la monopolización de los medios de comunicación, por parte de la élite dominante, secuestran la verdad, para tergiversarla y mantenernos desinformados, para de esta forma convertirnos en entes funcionales a sus intereses de minoría privilegiada.
En una sociedad realmente democrática y plural el deber ser de los medios de comunicación, no es otro que mantener a la población informada sin ningún tipo de sesgos o de filiación doctrinal o política; por esto se dice que los medios son el quinto poder, realidad mucho más aplastante, en un país como el nuestro, dónde los medios de comunicación están en manos de la plutocracia y al servicio de régimen, lo que conlleva a que los medios, además de ser parcializados, tienen una agenda propia y con objetivos claros, como, deslegitimar al Gobierno progresista y manipular la opinión de la gente, para doblegar la intención de voto y posicionar los candidatos del régimen, como única opción para dirigir el país durante el próximo periodo presidencial 2026-2030.
Los últimos meses los medios no han ocultado sus intereses plutocráticos y de élite y, han hecho aún más visible su politización, construyendo matrices de opinión, que tratan de virar los reflectores hacia el Gobierno y sus funcionarios, a la par que tratan de engordar candidatos, como lo hicieron con Rodolfo Hernández hace un cuatrienio.
Manipulan nuestras conciencias para llevarnos a votar por candidatos, que sirven al régimen y así protegen el statu quo; y lo que es peor, tratan de justificar las agresiones y las amenazas de invasión de EEUU, contra Colombia y Venezuela, para que los ciudadanos lo veamos como algo favorable y justo y, así evitar que hagamos lo correcto y nos opongamos a la expansión del imperio norteamericano.
George Orwell fue muy preciso al afirmar que, “la libertad es poder decir a la gente lo que no quiere oír”, a la par definió el deber ser de la prensa y los medios, cuando dijo, “el periodismo es imprimir lo que alguien no quiere que se imprima, todo lo demás son relaciones públicas”.
Orwell ‘se revuelca en su tumba’ al observar el mundo actual, donde el papel de los medios de comunicación es ser un agente doctrinario, que busca favorecer a la élite dominante y a su máximo representante el Tío Sam.
El régimen y el Tío Sam no permitirán ningún cambio, aunque este sea cosmético, como son los cambios que ha desarrollado este Gobierno: giros que dan apariencia de tranquilidad y cambio, pero dejan todo igual; no nos podemos dejar engañar por los discursos prosaicos de Petro y sus post, que dan apariencia de autonomía y emancipación de la doctrina del Tío Sam, cuando sus discursos demagógicos contrastan con los hechos y sus acciones políticas.
Esto nos debe llevar al análisis de los hechos y a las reflexiones del caso, para a unirnos tras el logro de la emancipación como país, que tiene implícito demoler la parcialización de los medios de comunicación y, la dependencia de nuestro sistema burgués del imperio gringo.
El cambio no puede ser retórico, debe ser tangible y estructural, y como ello significa ir en contra de las disposiciones del Tío Sam; los hechos hablan por sí solos y son irrefutables y en este sentido dejar en evidencia que, este Gobierno no es capaz de realizar las transformaciones de fondo que la Colombia profunda exige, porque ello implica romper con el régimen y desconocer las órdenes del Tío Sam, por lo tanto cualquier cambio real por incipiente que sea no vendrá de manos ni de este ni de ningún Gobierno que este direccionado por el Tío Sam.
Es vigente la consigna de que ‘solo el pueblo salva al pueblo’, y que en manos de este está alcanzar unidad de clase y luchar de manera diáfana y decidida, por lograr un país donde quepamos todos, una paz con justicia y equidad social.