EL IMPUESTO SALUDABLE: ¿MEDIDA REGRESIVA O LESIVA?
Chavela Villamil
En la discusión en el Congreso para gravar los alimentos ultraprocesados, muchos congresistas servidores de las multinacionales alimenticias, afirmaron que este gravamen quebraría la industria. Tras casi dos años de la vigencia de esta medida: ¿se quebraron las empresas de papas fritas y gaseosas?
La alimentación nutritiva y equilibrada es una pieza fundamental en la salud de los colombianos, en este sentido, desincentivar con gravámenes el consumo de alimentos nocivos para la nutrición y la salud, como los ultraprocesados, debe ser una política de salud pública. Según datos del Ministerio de Salud, la Diabetes tiene una prevalencia de 8,9 por ciento en la población, aunque los subregistros muestran que este indicador oscilaría en 14,8 por ciento; por su parte la Obesidad es padecida por el 56,3 por ciento de la población entre 18 y 64 años; de ahí que este Ministerio considere estas y otras enfermedades de etiología similar, como un riesgo potencial a la salud pública. Hay que agregar que enfermedades como la Diabetes, la Obesidad, entre otros, están asociados a una mala nutrición y la ingesta desmedida de alimentos ultraprocesados.
¿La Ley 227 a quién favorece?
En 2023 entró en vigencia la llamada Ley de alimentos saludables -La Ley 2277 de 2022-, que tenía como objetivo prevenir enfermedades y mejorar la alimentación de los colombianos, gravando a las bebidas azucaradas y a los alimentos ultraprocesados, un tributo gradual que en 2023 grava con 18 pesos a las bebidas que tengan entre 6 y 9,9 gramos de azúcar por cada 100 mililitros (ml), y con 35 pesos las bebidas que contengan 10 o más gramos de azúcar por cada 100 ml; en 2024 el impuesto subirá a 28 y 55 pesos respectivamente, y en 2025 el gravamen se fijará en 38 y 65 pesos respectivamente. En el caso de los ultraprocesados -alimentos con cantidades elevadas de sodio, azúcares o grasas saturadas-, en 2023 su incremento sería de 10 por ciento, en 2024 del 15 por ciento y en 2025 del 20 por ciento.
En su momento la discusión y posterior puesta en marcha de esta medida generó el lobby de los representantes de las multinacionales alimenticias que trataban de evitar a toda costa que este medida entrara en vigencia; muchos congresistas ligados a las multinacionales hablaron en contra de este impuesto y llegaron a generar pánico económico al aseverar que un impuesto de esta magnitud, llevaría las ventas de estos productos ‘al piso’ y llevaría a la quiebra de empresas nacionales y la multinacionales como Frito Lay y Pepsico se retirarían del mercado nacional.
A casi dos años de haber entrado en vigor este impuesto, ninguna de las megaempresas y las multinacionales que comercializan y distribuyen alimentos ultraprocesados se ha quebrado por esta medida o a retirado su participación en el país. Por el contrario, según datos oficiales los paqueticos (papas, chitos, platanitos, entre otros) en 2023 su consumo se incrementó en 5,10 por ciento y en 2024 su incremento fue de 9,7 por ciento; en cuanto a las bebidas azucaradas, en 2023 su consumo se incrementó en 4,8 por ciento y en 2024 en 7,9 por ciento. Mejoró tanto el negocio que entre 2023 y 2025 se ha registrado el ingreso al país de nuevas marcas de bebidas azucaradas.
Es importante recalcar que según datos de Centro de Estudios Económicos de Colombia (ANIF) y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre enero de 2024 y mayo de 2025, por concepto del impuesto de alimentos saludables -La Ley 2277 de 2022-, se han recaudado 2,9 billones de pesos [*].

Paradigmas que mejoren la salud pública y la economía
Pese al pánico que han querido crear los medios de comunicación, que pertenecen a empresarios que a su vez son accionistas en empresas vinculadas a la creación de nuevos gravámenes, el impuesto saludable no ha logrado grandes reducciones en términos de índices de obesidad y diabetes; sin embargo, ha logrado realizar un recaudo acorde las proyecciones del Ministerio de Hacienda, sin que esto genere una caída extrema de la oferta.
Medidas como la ley 2277 de 2022, dejan entrever que nuestra política tributaria se puede alejar del dogma neoliberal de rebajar impuestos a oligopolios. Los tributos especiales o específicos a determinados productos y actividades comerciales, amplía la capacidad de recaudo sin que esto afecte aspectos sustanciales del costo de vida, como la cesta básica o los servicios esenciales.
Para la reforma laboral que inicio su curso en el Congreso, debería alejarse de políticas neoliberales de rebajar impuestos a mega empresarios y ser de orden redistributiva, de tal forma que el recaudo se invierta en las esferas sociales menos favorecidas y que a su vez a estas se les aliviane la carga tributaria.
Cualquier propuesta tributaria es inocua sino depone la aplicación del mandato capitalista neoliberal que solo sirve a los súper ricos y frena el crecimiento del Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de Deuda Externa), pues, de nada sirve incrementar el recaudo sino se disminuye el gasto; para superar la crisis, la política económica del país debe estar fundada en favorecer a todos los colombianos, lo que implica el aumento del poder adquisitivo per cápita y la disminución de los beneficios fiscales y tributarios a los grandes empresarios.
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[*] ¿Funcionan los impuestos saludables en Colombia? Valora Analitik, 17-08-2025.