LA FRAGMENTACIÓN SIRIA Y EL ‘CORREDOR DE DAVID’
Anaís Serrano
La situación en Asia occidental, como principal teatro de operaciones de la guerra imperialista en estos momentos, no permite desplazar nuestra mirada hacia otro lugar. Es ahora en Siria, el lugar donde se pelea la batalla más importante.
El golpe de Estado a Bashar al-Ásad posicionó al llamado Occidente colectivo (Estados Unidos, Europa y el sionismo) ocasionando un impacto real en la correlación de fuerzas regionales, en una subregión tan estratégica como el Levante, pero nunca se esperaba que fuera tan visible el choque de intereses mundiales en este país árabe.
La llamada balcanización de los países se ha convertido en una táctica muy usada por el imperialismo, luego de lo que esta representó para la consolidación de su triunfo sobre Yugoslavia, tras la disolución de la Unión Soviética; por esto, la siguen usando en Asia, África y América. Esto es lo que está sucediendo actualmente en Siria y que en los últimos días se ha visto sobre todo en la región sureña de Sweida.
Divide y vencerás
Los medios occidentales han estado presentando varios conflictos como simples choques étnicos o religiosos. El gobierno de facto de Al Qaeda (HTS) ha estado atacando a los Alauitas en el norte y luego a Drusos al sur, masacres contra cristianos y musulmanes, batallas internas entre supuestos grupos separatistas, diferencias con los grupos Kurdos al norte, bombardeos y avances sionistas sobre el territorio en supuesto apoyo a minorías drusas, justificándolos como la “defensa de sus fronteras”.
Siria tiene ahora tres grandes focos de conflicto. Al norte, los grupos kurdos, con el apoyo de Estados Unidos y del ente sionista, han logrado controlar vastos territorios, pasando, incluso, sobre los intereses de Turkiye, quien apoyó en su momento a grupos armados para dar el golpe final al gobierno de Al-Assad. Al centro, un debilitado HTS se sostiene en Damasco con el apoyo de Occidente, que ha limpiado a su líder del historial criminal como terrorista de AlQaeda y al sur, un creciente enfrentamiento entre árabes beduinos y Drusos, por control territorial, logró evidenciar los intereses del sionismo sobre la región al bombardear a los sectores Beduinos y a las fuerzas del llamado “gobierno de transición” del HTS, con la excusa de defender a los Drusos, que en realidad fue un juego militar con un sector Druso pro Israelí, que aprovechando el permanente choque entre fuerzas, comienza a avanzar sobre el sur de Siria.
Desde principios de año, ya los criminales de guerra, Netanyahu, Katz y Gideon Sa’ar, plantearon públicamente su intención de dividir al país en estados autónomos independientes, los cuales estarían separados por supuestas fronteras étnicas y religiosas. En el último mes, comenzaron a hacer efectiva esa realidad con la incorporación de sectores Drusos israelíes en Sweida, pasando por encima de las comunidades Drusas sirias que allí viven y que nunca pidieron al ente intervenir en la conflictiva situación Siria.
El ‘Corredor de David’: el plan colonial
A finales del siglo XIX, el proyecto sionista planteó la construcción del “Gran Israel” como objetivo fundamental, el cual debería ocupar la región que va desde el río Nilo hasta el Éufrates. Esto implica la anexión de territorios de Egipto, Siria, Irak, Líbano, Kuwait, Arabia Saudita y completamente Jordania y Palestina.
Esa fue una de las razones por las cuales Occidente le entregó el territorio palestino, para que desde allí comenzaran a desarrollar el plan expansionista y colonial, y a la par, ocupar y saquear los recursos que se encuentran en la región.
La fragmentación de Siria responde a la aceleración de esos planes y, de paso, procura fracturar al eje de la Resistencia que ha logrado, con mucho sacrificio, frenar la avanzada del ente sionista.
El ‘Corredor de David’ es un intento de consolidar una gran franja territorial, que parte desde los territorios ocupados de Palestina y avanza por el sur de Siria, en disputa en estos momentos, luego ocupar la zona oriental, frontera con Irak, lo que rompería cualquier entrada de apoyo desde la resistencia en Irán e Irak tanto para Siria como para Líbano, y luego conectar con el norte bajo control Kurdo, con quienes han logrado sustentar una alianza política y militar.
Esta lógica de control, abriría paso para facilitar el control de todo el Levante y apropiarse de ingentes recursos acuíferos y minero-energéticos, lo que aliviaría su economía y facilitaría el saqueo de Occidente sobre los hidrocarburos y fortalecería su posicionamiento geopolítico para continuar la ruta a la región indo pacífica.
La resistencia
En todo el territorio del Levante, se encuentran fuerzas que se oponen a los planes sionistas, tanto al ‘Corredor de David’, como a la anexión de territorios, objetivo final del ente sionista.
En Siria se encuentran presentes varios grupos armados nacionalistas, que se oponen a la occidentalización del país y a la presencia israelí en el mismo.
Turkiye ve con preocupación las alianzas entre los Kurdos y Tel Aviv, y está comenzando a plantearse la disputa por el norte.
En el centro y oriente, varios sectores disputan aún el poder contra el HTS, y eso imprime factores de desestabilización, incluso para sostener un Corredor.
En el sur, por donde ya avanza militarmente, el sionismo se enfrenta a fuerzas Drusas que no responden a su control, a fuerzas Beduinas y al mismo HTS, que no quiere perder más control sobre el territorio.
La derrota sufrida por Israel y la OTAN ante Irán, ha dado un aliento al eje de la Resistencia. Mientras Ansar Allah se mantiene activo, en solidaridad eficaz con Palestina atacando desde Yemen a Israel y controlando el estrecho de Bab El Madeb, la resistencia iraquí continúa activa, Palestina sigue increíblemente en pie y Hizbullah continúa viva y late en silencio luego de los duros golpes recibidos.
Los pueblos del Levante, Irán y la península arábiga se mantienen alerta y en posición de combate, esperando los movimientos que vienen para confrontar la avanzada de Occidente en forma del sionismo y la logística de EEUU y Europa. La prepotencia imperialista una vez más olvida que todo el mundo puede saber cómo y cuándo comienza una guerra, lo difícil es saber cuándo y cómo terminará, sobre todo si, como siempre, olvidan valorar en sus cálculos la valentía y la dignidad de los pueblos oprimidos.