LA ONU, LA RESOLUCIÓN 1325, LAS MUJERES Y LA PAZ

Amalia Santana
Las potencias y las corporaciones transnacionales insisten en condenar al planeta y sus especies a la guerra, el hambre y la depredación, por esto es importante que las feministas reflexionemos sobre el rol de las mujeres en la guerra y en la construcción de paz.
Agresiones que dicen defender los DDHH
No es real que la Resolución 1325 del año 2000 y la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad de Naciones Unidas sean un consenso aceptado por todos movimientos de mujeres, porque existen serios cuestionamientos al enfoque intervencionista de esta Resolución, que legitima invasiones militares en el mundo, avalando las “operaciones de mantenimiento de la paz” y otras “operaciones sobre el terreno”, que no han sido otra cosa que agresiones e invasiones contra numerosos pueblos del mundo, devastando sus territorios y dejando incontables víctimas, entre ellas, mujeres y niñas torturadas y vejadas.
La complicidad de Naciones Unidas con la estrategia de guerra perpetua imperialista, sostiene las “operaciones de mantenimiento de la paz” justificadas por esta Resolución, con las cuales, llevan a cabo hoy el exterminio del pueblo palestino y se consienten las acciones genocidas de Israel, Europa y Estados Unidos en Medio Oriente y en el mundo entero. Con un falso discurso de paz, la 1325 solicita incluso que se incorporen más mujeres a estas “operaciones de mantenimiento de la paz” y otros cuerpos de seguridad.
El enfoque de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas es una matriz ideológica a combatir, así Resoluciones como la 1325 pretendan lavarle la cara con un “enfoque de género”, que se limita al aumento cuantitativo de la “participación” de algunas mujeres en mesas de diálogo y escenarios de representación política, sin reconocer las diferencias y particularidades que tenemos como mujeres. Este es un concepto restrictivo, que reduce la participación de las mujeres a los partidos políticos, cuotas y cargos burocráticos, desconociendo otros escenarios históricos en los que las mujeres incidimos como los movimientos sociales y en nuestro caso, la insurgencia armada.
Las mujeres somos sujeta histórica de cambio
Con ese enfoque de género las ONGs del feminismo liberal y corporativo ejercen como digestoras de paz, devorando millonarios presupuestos de la cooperación internacional, desconociendo que las mujeres no somos un bloque histórico homogéneo y en el marco de la guerra y la construcción de paz, hacemos parte de identidades políticas, de clase, étnicas y generacionales.
En la Resolución 1325 y en la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, las mujeres somos concebidas únicamente como víctimas del conflicto para ser revictimizadas, desconociendo nuestro lugar como sujetas políticas, nuestra agenda transformadora, nuestra capacidad de liderazgo y las motivaciones que nos llevaron a las mujeres guerrilleras a rebelarnos y tomar las armas.
Así mismo, se reafirman estereotipos de género revictimizantes que perpetúan los roles cuidadores, pasivos, fatalistas, pacifistas y mediadores de las mujeres en los conflictos. Estos estereotipos se reproducen constantemente en los discursos de los feminismos liberales y corporativos que etiquetan a las mujeres como esencialmente cuidadoras, esencialmente pacifistas.
Bajo estos estereotipos, las mujeres guerrilleras somos definidas por una minoría de feministas blancas y academicistas como personas sin agenda política, incapaces de tomar nuestras propias decisiones y objetos sexualizados en la guerra.
Las convocamos
Las mujeres elenas invitamos a los feminismos insurgentes, revolucionarios, negros, populares, entre otros al debate sobre una apuesta feminista que cuestione y reflexione críticamente sobre las agendas hegemónicas del feminismo liberal y corporativo, que tras fachadas pacifistas ocultan las verdaderas agendas colonialistas, capitalistas y racistas de grandes potencias mundiales.
Invitamos a que, impulsando el liderazgo de las mujeres populares, negras, indígenas, campesinas, jóvenes y sexo-género diversas en los procesos de construcción de paz, expongamos las contradicciones del capitalismo que afectan la vida de las mujeres y que en complicidad con el patriarcado amenazan particularmente a las mujeres y también la continuidad de la vida en la tierra.