¿LA REFORMA A LA SALUD ES SUFICIENTE?

Claudia Julieta Parra
La Ley 100 de 1993 entregó el sistema de salud al gran capital, convirtiendo un derecho fundamental en un negocio rentable para el sector privado usando recursos públicos; privatización que ha deteriorado la atención en salud para la mayoría de la población.
Las Entidades Promotoras de Salud (EPS) hasta ahora han funcionado como un intermediario financiero del sistema de salud, que no presta servicios de salud como tal, sino que cobra por administrar y disponer una red de entidades de salud, que son las que prestan el servicio de salud; esto genera sobrecostos a la prestación del servicio y hace que éste no sea rentable para el Estado, quien debe asumir el costo de los pacientes, en cambio sí genera un negocio lucrativo para las EPS.
La Reforma a la salud aprobada por la Cámara de Representantes, espera los debates faltantes en el Senado, acaba con la intermediación para el pago de los servicios, ya que contempla que la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres) haga el pago directo a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), pero no suprime las EPS, sino que las convierte en gestoras de salud, es decir, estas continúan con la filiación ya conocida y la determinación de la prestación de los servicios, que es en ultimas el ‘cuello de botella’ que tiene en decadencia la prestación de dicho servicio, ya que las EPS aunque brindan cobertura, la oportunidad -tiempo de espera para una cita o procedimiento-, es demasiado extensa y mucho más cuando se trata de procesos o citas especializadas.
Esta Reforma no resuelve el problema de fondo, que es la atención oportuna, que está determinada por: 1) la oferta de médicos generales y especialistas, 2) ser acorde a la demanda de los pacientes y 3) los procedimientos generales y especializados. Las modificaciones incorporadas por la Reforma, aunque son necesarias no resuelven el problema neurálgico. El problema de la salud radica en que el modelo implementado es de corte neoliberal y se rige por solo buscar la riqueza de las empresas privadas que gestionan el sistema, mientras esta política no sea modificada, la salud seguirá siendo un negocio lucrativo y los pacientes seguirán siendo tratados como clientes. El país necesita una Reforma a la Salud que gire en torno a la democratización de este servicio público y que se le restituya su carácter de derecho fundamental.