EL PLATO, A DOS LUKAS

Karina Pacheco
La jungla de cemento es una simbiosis entre culturas, historias, costumbres y necesidades, donde el rebusque se ha convertido en el rey de la jungla y casi que la única fuente de ingresos de Los Nadie, de los que hoy comen y mañana no saben.
La jungla de cemento a su interior tiene diferentes sectores o como dirían los biólogos diferentes ecosistemas, donde sus especies conviven y subsisten entre sí; uno de los ambientes o ecosistemas más caóticos y complejos de la jungla de cemento es el mítico centro, que incluye La Candelaria, San Victorino, el extinto Bronx y desde luego no puede faltar el San Andresito de San José; todos ellos convergen entre sí y tienen como común denominador el rebusque, y en medio de esta actividad ya cotidiana encontramos ‘el rebusque del rebusque’.
Los rebuscadores viven al día, guerreando una batalla contra el hambre y en este conflicto cualquier Peso suma y lo ideal es que no reste; los rebuscadores que venden sus cositas en La Mariposa y otros sitios no pueden ir a almorzar a Giornatta o Flambée Bistró, ni siquiera les alcanza para un Corrientazo o un Ejecutivo, a ellos la falta de dinero los lleva a ser más pragmáticos; para resolver esta necesidad insustituible juega un papel trascendental Rosita y muchas, que como ella sacan ollas y butacas al parque Tercer Milenio y sus cercanías, donde ofrecen el famoso ‘alguito’ -un calentadito de algún grano, con arroz y limonada de panela, por la módica suma de 2 Lukas-; para quienes viven al día, esta es una gran alternativa alimenticia y mucho más barata que un ‘sancocho de tienda’.
Rosita es madre cabeza de hogar, tiene 2 hijos, 2 hijas y 2 nietos, su formación académica se estancó en tercero de primaria, por esto, conseguir un buen trabajo es una utopía; en medio de las necesidades, con la urgencia de sostener a su extensa familia usó sus habilidades culinarias, y un día que le sobró comida se le ocurrió hacer un calentadito de papa, arroz y fríjol y ofrecerlo en el centro, su plato gustó y desde entonces es una salvación en doble vía; ella logra mantener a su familia y cientos de vendedores ambulantes lograr comer algo, sin descuadrar el pago al ‘gota a gota´ y del cuartico donde descansan.