EL ENDEUDAMIENTO FAMILIAR ES UN GRAN NEGOCIO
Claudia Julieta Parra
En el sistema capitalista el préstamo de capitales es un negocio redituable, donde la ganancia no está en el capital prestado en sí, sino en la rentabilidad obtenida por las altas tasas impuestas; esto ha llevado a que los créditos de consumo se masifiquen.
La desaceleración de nuestra economía aunada al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante los últimos años, combinada con una nefasta política de empleo que no incrementa las plazas laborales y que deja que la fluctuación de masa monetaria radique en la proliferación del empleo informal o rebusque, que por su precariedad de ingreso no permite que las personas no puedan cubrir los gastos básicos, lo que ha conllevado una marcada pérdida del poder adquisitivo per cápita, lo que acrecienta la crisis socioeconómica existente.
La falta de capacidad de pago ligada a unas altas tasas de interés que permiten fijar la tasa de usura por encima del 25 por ciento, convierte a la oferta de crédito de consumo -con tarjetas de Crédito- de bajo monto, en una gran oportunidad para aumentar la captación de capital de la Banca. Según la Superintendencia Financiera en la última década ha crecido en 45 por ciento el otorgamiento de créditos de consumo inferiores a los 8 millones de pesos, a corte del año anterior circulan en el mercado 15,8 millones de Tarjetas de Crédito en el país y, dadas las actuales condiciones de insolvencia de gastos en las familias, dos tercios de la población sufragan sus gastos básicos a través de Tarjeta de Crédito.
Facilitar e incrementar el crédito de consumo de manera generalizada favorece las utilidades de la Banca, pero no resuelve los problemas que desaceleran el mercado. Superar la actual crisis económica y el déficit de poder adquisitivo, implica instaurar una política económica fundada en la formalización del empleo y la mejoría de las condiciones salariales, además debe generar una tributación redistributiva que permita subsidiar capas bajas de la sociedad, pues el sistema actual no genera ni inclusión social ni sostenibilidad ni mucho menos crecimiento y productividad, por tanto, implica instaurar una política económica que favorezca el empleo y los salarios, decrezca el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa) y fomente el desarrollo integral de la producción nacional.