¡EL PERSONAJE DEL CAMBIO!
Comando Central (COCE)
Sin duda, el personaje más representativo del año en nuestro país, es la gente que con determinación lucha por el restablecimiento de sus derechos y los cambios estructurales, y que tiene como antagonista un régimen que defiende a ultranza el statu quo.
El 2021 dejó en claro que un sistema que engendra desigualdad y expande la pobreza en la gran mayoría para beneficio de una plutocracia minoritaria, crea el ambiente propicio para incubar una insurrección popular espontánea, como el Estallido Social que puso en jaque al régimen y fue la semilla que impulsó el cambio de Gobierno. Un mandato de cambio del que se esperaba mucho, como que abriera campo a cambios estructurales, pero este Gobierno prefiere las alianzas con la política tradicional, que favorecen el remozamiento del régimen.
En este 2024, dos situaciones destacaron en la política colombiana; por un lado la corrupción, que pese al cambio político de 2022, continúa enquistada en todas las esferas del poder, aunada a las alianzas del Gobierno progresista con el régimen, coaliciones que bajo el sofisma de sostener la gobernabilidad, permiten que el viejo régimen se sostenga inamovible, mientras el cambio prometido se diluye como un castillo de humo disipado por el viento; desde luego el costo político de estas acciones lo paga el Gobierno progresista, que a la mitad de su administración no ha podido hacer las reformas necesarias para promover el cambio, y sus malas decisiones hacen mella en el respaldo popular. En contraposición, están las diferentes marchas, protestas y plantones de origen popular, donde la gente ha salido a exigir el cumplimiento de Acuerdos, el restablecimiento de derechos, la derogación de leyes que son nocivas para los intereses populares.
Hasta ahora, los hechos demuestran que el Gobierno progresista continúa subordinado al imperio norteamericano y leal a sus intereses; y por tanto sostiene el régimen y sus privilegios; muestra de ello es que la Doctrina de Seguridad Nacional impuesta por el imperialismo y responsable del genocidio en curso, continúa sin ser modificada y mucho menos depuesta, igualmente la política económica que favorece al sector plutocrático privilegiado continua vigente, igual que el conjunto de leyes que favorecen el saqueo de los recursos naturales, y las disposiciones judiciales y legislativas que favorecen la corrupción y sostienen los sobornos como moneda de cambio.
En la mitad del periodo presidencial aún existe la expectativa sobre la posibilidad de hacer ruptura con el viejo régimen, en vez de permitir su remozamiento, lo que catapultaría su regreso pleno en el 2026. En este contexto la unidad popular es el sujeto social destacado y la gente y sus luchas se convierten el personaje del año y porque no de la década; las transformaciones estructurales que exigió el Estallido Social de 2021 no se pueden dejar a la deriva, son mandatos populares que deben cumplirse con o sin apoyo de los Gobiernos, no es fortuita la frase popular que dice ‘solo el pueblo, salva el pueblo’; el vitoreado cambio no puede quedarse en dar solo una sensación de bienestar, los cambios deben ser sustanciales y tangibles.
Lo ideal sería que en el 2025 el Gobierno progresista tomara distancia del régimen y emprenda una ruta de transformación del modelo económico, la Doctrina de Seguridad y el sistema político; pero de no ser así, la unidad popular y la lucha determinada de los excluidos debe cualificarse y proseguir, porque solo de manos de la lucha popular vendrán los cambios y las trasformaciones de fondo, que durante décadas le han sido negadas a Los Nadie.