EL IMPACTO GEOPOLÍTICO DE LA CRISIS SIRIA

EL IMPACTO GEOPOLÍTICO DE LA CRISIS SIRIA

Anais Serrano

Lo ocurrido en Siria en las últimas semanas, evidencia las formas en que Estados Unidos, Europa y el sionismo han desarrollado la guerra híbrida, con la que intentan sostener su hegemonía política, económica y militar en el mundo.

Más allá de los errores que puedan atribuirse al Gobierno sirio, las claves del declive de Bashar Al-Asad pueden encontrarse en la agresión multiforme desatada por Occidente, desde hace más de una década, a través de bloqueos económicos, operaciones mediáticas, organizaciones no gubernamentales y bandas de mercenarios “proxys”.

Ofensiva imperialista desde 2011

Estos grupos apoyados por Occidente fueron repartiéndose el mapa de la nación árabe: el Hayat Tahrir al-Sham (HTS) organización terrorista vinculada a Al Qaeda, que hoy ha asumido el gobierno provisional y el llamado Ejército Nacional Sirio (SNA) proturco, se ubicaron en la región noroccidental del país; mientras en nororiente se ubicaron las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), de kurdos, apoyados por Estados Unidos y el ente sionista. Aunque estas organizaciones se enfrentan permanente entre sí, todas coincidieron en el ataque sistemático al gobierno de Al-Assad, hasta lograr su caída este 8 de diciembre.

Los bombardeos permanentes del Ejército israelí, intensificados en los últimos meses también contribuyeron al agotamiento militar del Ejército Árabe Sirio (EAS), que aún con el apoyo de Rusia, Irán y el Eje de la Resistencia, no recompuso la integridad del territorio amenazada desde 2011.  Al rigor de una economía bloqueada, se sumó un gasto militar en ascenso y el robo de las principales fuentes de gas y petróleo del país, que fueron entregados por estos grupos a los Estados Unidos y Turkiye.

Tras la imposibilidad de derrotar al eje de la resistencia en Palestina, Yemen, Irak y Líbano, el imperialismo optó por terminar de derrumbar, al ya debilitado presidente Bashar Al-Asad para imponer al HTS, pasando por encima de los acuerdos de Astana entre Turkiye, Irán y la Federación Rusa que “congelaron” el conflicto en 2020, lo que favoreció el fortalecimiento de HTS en Idlib; acuerdos traicionados hoy por Turkiye.

El impacto de esta operación es geoestratégico y afecta la correlación de fuerzas en la región. En lo inmediato, la entidad sionista avanza sobre los Altos del Golán, tomándose el monte Hebrón, para construir «el gran Israel» que incluiría además las tierras de Palestina, Líbano, Jordania, Irak e incluso, parte de Arabia Saudita y Egipto.

Mientras Al-Assad dirigía un gobierno laico, el Occidente liberal impone ahora uno de fanáticos salafistas, para garantizarse un nuevo subordinado.

Nueva fase de guerra en la región

Rusia e Irán, estuvieron apoyando a Siria durante casi una década en la lucha contra el terrorismo y la injerencia imperialista. Moscú movilizó tropas y logística para combatir a los mercenarios entrenados, financiados y protegidos por la OTAN, en tanto que Irán hizo su parte brindando asesoría militar y sosteniendo gran parte de la economía de guerra.

En la ofensiva de las últimas semanas, el gobierno Sirio desestimó el apoyo militar ofrecido por Irán y la debacle del EAS impidió que los destacamentos rusos sostuvieran el bombardeo a los enclaves mercenarios. La cena estaba servida para el avance imperial.

Este colapso de la nación árabe Siria es un éxito de Occidente en Asia Occidental. Con la caída de Damasco, el Eje de la Resistencia pierde un corredor estratégico en la defensa de Líbano y Palestina. Israel fortalece su posición avanzando en su sueño colonial mientras destruye la capacidad defensiva de Siria.

Desde el norte, Turkiye posiciona milicias aliadas en su intención de ganar territorio que ha considerado como suyo desde épocas otomanas. Desde el Nordeste, región con grandes reservas de petróleo y gas, los Kurdos (FDS), fortalecen su posición en la región que consideran Autónoma. Israel, por su parte, avanza desde el Sur y las fuerzas del HTS, establecen el gobierno en Damasco, siendo actualmente el grupo más poderoso en ese proceso de fragmentación o balcanización.

El Eje de la Resistencia prosigue

Siria es un territorio de gran importancia para la movilidad entre el mediterráneo y el golfo pérsico, por lo que al debilitarse este corredor, el Eje de la Resistencia se verá obligado a buscar otras formas de apoyar la defensa de Palestina y el Líbano contra la agresión sionista.

Así mismo, deberá recomponer sus capacidades para enfrentar a las estructuras mercenarias que buscarán fortalecer posiciones en las fronteras de Líbano, Irak e Irán como baluartes de la defensa estratégica.

Los pueblos del mundo debemos estar atentos a estos acontecimientos cuyo impacto trascienden a escala mundial. También es importante aprender de los errores y las formas en que el enemigo imperialista va desarrollando su agresión militar, económica, diplomática, así como la guerra cognitiva y cultural.

El enemigo manipula y engaña violentando los acuerdos y tratados, porque como decía el Che Guevara: «no se puede confiar en el imperialismo, pero ni tantito así».

Aunque el impacto real de lo sucedido en la República Árabe Siria aún está por verse, es claro que el mundo pluripolar en construcción ha sufrido un revés. Sin embargo, tal como lo declararon recientemente el Ayatolá Jameneí y Naim Qassem, las fuerzas de la resistencia no han sido derrotadas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *