¡BLOQUEO!
Damaris Izaguirre
En Colombia por encima de una lucha de Partidos, durante décadas se ha librado y se libra una lucha de clases, donde el régimen no permite que se ejecute ningún cambio por incipiente que este sea, ya que bajo ningún motivo está dispuesto a permitir que se afecte el statu quo.
Una cadena consecutiva de hechos han demostrado que el régimen jamás entregará el poder y sus privilegios de manera voluntaria, al igual que el Gobierno que se autodenominó del cambio, pero prefiere aliarse con el régimen antes que enfrentarlo y hacer una ruptura radical con este, además continúa avalando al interior de su Gabinete y círculo cercano, reconocidos ‘camaleones políticos’ que siempre han vivido a expensas de desangrar el Estado; por si fuera poco este Gobierno progresista desde su posesión se ha empecinado en mantener alianzas con el ‘diablo’, sostienen la cuota burocrática de los partidos tradicionales que son incondicionales al régimen, bajo el sofisma de una supuesta alianza que le permita gobernabilidad, cosa que no se ha dado y se ha reflejado cada vez que los partidos tradicionales se oponen a reformas y proyectos propuestos por el Gobierno, ejerciendo un tácito bloqueo que aplaza cada vez más la posibilidad del cambio prometido durante las pasadas elecciones presidenciales.
El hundimiento definitivo de la ley de financiamiento por parte de los Congresistas que son serviles al régimen e instrumentales a los intereses de los magnates y el Tío Sam, -son la cereza del pastel-, a su vez deja al Gobierno en la encrucijada de gobernar en favor de Los Nadie como es el deber ser de sus promesas o sostener los privilegios del gran capital; que da continuidad a la debacle económica que sufre el país, por cumplir los acuerdos hechos con el Tío Sam y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, lo hechos hablan por sí solos y dejan en evidencia que este Gobierno no es capaz de realizar las transformaciones de fondo que Colombia exige, porque ello implica romper con el régimen y desconocer las órdenes del Tío Sam; por lo tanto, cumplir el mandato del Estallido Social y construir una política en favor de Los Nadie, el cambio debe darse a toda costa y para ello es indispensable la lucha decidida y organizada del pueblo, en manos de este está alcanzar unidad de clase y lograr un país donde quepamos todos, en paz con justicia y equidad social.