LA POBREZA CRECE MIENTRAS LA POLÍTICA ECONÓMICA NO CAMBIE
Chavela Villamil
El capitalismo concentra la riqueza en pocas manos, acrecentando la desigualdad y exacerbando la pobreza en las capas sociales medias y bajas; esta consecuencia del modelo se ha recrudecido con la crisis economía, haciendo insostenible la situación de los más pobres.
Durante décadas el modelo capitalista ha venido experimentando una crisis que ha contraído paulatinamente la economía global, lo que ha conllevado la desaceleración de la economía mundial, afectando la sostenibilidad fiscal de los países sin importar si son desarrollados o en desarrollo, impacto que se siente con mayor fuerza en los países dependientes del capital extranjero, obligando a decenas de países a incrementar constantemente su Deuda Externa (DE), para lo cual suscriben constantemente empréstitos con estamentos multilaterales; que no son destinados a inversión integral para mitigar el déficit de gasto social o reducir la pobreza multidimensional, esto aunado a la falta de empleo formal y la proliferación del empleo informal o rebusque, decrecen el poder adquisitivo per cápita y mantienen la pobreza (monetaria y extrema) en un aumento constante.
La desigualdad y la pobreza no dan tregua
La desigualdad global se ha disparado, según la Oxfam el 1 por ciento de los más ricos ha acaparado casi dos tercios de la nueva riqueza generada en los últimos dos años, casi el doble que el 99 por ciento restante de la humanidad; la fortuna de los milmillonarios aumenta en 2.700 millones de dólares cada día, mientras que los salarios de al menos 1.700 millones de trabajadoras y trabajadores decrece respecto a la media incremental de la inflación, y ha llevado a que a nivel mundial entre 2020 y 2023, 165 millones personas caigan en la pobreza.
Recientemente el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) dio a conocer los indicadores de pobreza durante el año anterior, según el informe la pobreza monetaria [*] el año anterior a nivel nacional tubo una “reducción” en las estadísticas no en la vida de 3,2 por ciento, ubicándose en 33,2 por ciento y la pobreza extrema en 11,48 por ciento; sin embargo, a nivel regional la pobreza monetaria se incrementó y casi que se duplicó, las ciudades más afectadas son Quibdó con 60,1 por ciento, Valledupar con 49,8 por ciento y Riohacha con 46 por ciento. Estos índices acentúan la crisis económica y desde luego decrementan el desarrollo integral del país, actualmente existen 19,37 millones de habitantes en la pobreza y 6,92 millones en pobreza extrema.
En contraste con los índices de pobreza, la plutocracia nacional ha incrementado su capital en 19,5 por ciento, siendo la Banca la más beneficiada en gran medida por el favorecimiento que le brinda el incremento de las Tasas de Interés y la Tasa de Usura, mientras el poder adquisitivo per cápita ha disminuido en 32,3. Esto reafirma que el modelo económico en sí mismo es inconveniente para mejorar el desarrollo social, no por la baja producción de masa mentaría si por la concentración de la misma en grupo minoritario, lo cual incrementa la brecha de desigualdad y la pobreza de las capas sociales medias y bajas.
Un nuevo paradigma económico mitiga la pobreza
El abandono estatal en términos de infraestructura conlleva el incremento de la pobreza multidimensional, pero la pobreza monetaria principalmente está incidida por el bajo poder adquisitivo per cápita, que a su vez está determinado por la falta de empleo formal, y la sobre proliferación del subempleo que genera una burbuja inflacionaria, que relativiza la contracción económica, pero que no incrementa el poder adquisitivo y desde luego no da lugar a suplir tan siquiera los gastos básicos.
La marcada contracción de la economía requiere que el Gobierno trace un plan de emergencia, que en plazo inmediato debe centrarse en la disminución del Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa) y el incremento del recaudo, centrando este último no en la captación por masa de capital que castiga a las capas medias, sino en la captación por volumen de capital neto, lo que quiere decir, que debe implementar la tributación de los grandes capitales y empresas con un enfoque redistributivo, no priorizando la inversión y la rentabilidad y congelando la media incremental del pago de pasivos onerosos como es el caso de la Deuda Externa.
La reactivación y la solidez implica un cambio de modelo económico o por lo menos un cambio en la política económica y fiscal, priorizando suplir el mercado interno a través del fortalecimiento de la industria y la producción nacional, además de desarrollar planes secuenciales que dinamicen el poder adquisitivo per cápita y decrezcan el costo de los servicios básicos y esenciales.
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[*] Informe sobre pobreza monetaria y multidimensional en 2023. DANE, 22-10-2024.