EL PUEBLO SE HA LEVANTADO

EL PUEBLO SE HA LEVANTADO

Raúl Contreras

El Paro Nacional crea condiciones para continuar con movilizaciones más vigorosas en las que se rectifiquen debilidades del campo popular y democrático, como lograr un centro común de coordinación nacional y un plan conjunto manteniendo un marco de diversidades.

Esta coyuntura nuevamente corrobora que este Gobierno y en general las clases dominantes no tienen palabra, no cumplen lo que acuerdan, por ejemplo, el 24 de mayo los delegados del Presidente y el Comité Nacional de Paro (CNP) llegaron a un Preacuerdo sobre las garantías para la protesta social, sólo faltaba la firma presidencial; sin embargo, de inmediato Uribe y Duque deshicieron lo pactado y obligaron a una nueva e interminable renegociación que hasta la fecha permanece empantanada.

La semana pasada el Gobierno Nacional desconoció los Acuerdos pactados entre la Alcaldía de Buenaventura y el Comité Local de Paro, el mismo libreto negacionista lo repitieron el viernes 4 de junio con los Acuerdos suscritos entre las Alcaldías de Yumbo y Cali con los manifestantes, que abrió el paso a la matanza que ejecutaron las Fuerzas Armadas (FFAA) y los paramilitares en el Punto de Resistencia del Paso del Comercio en Cali, que dejó al menos 5 muertos.

Este comportamiento de perfidia ante lo acordado ha caracterizado a las clases dominantes desde los pactos que hicieron con Benkos Biohó hace 4 siglos y luego en el levantamiento de Los Comuneros en el siglo XVIII, pasando por los centenares de Acuerdos que le han incumplido a las luchas sociales y sus organizaciones en toda la historia como República; trato igual al que hoy dan a los Acuerdos de Paz con las FARC y a los Protocolos firmados con el ELN, para ellos nunca rige el “pacta sum servanda”, esa es su característica, su manera de ser.  

La barbarie represiva indica debilidad del régimen

El Paro Nacional entra este 7 de junio a su séptima semana, algo inédito en la historia del país, sin que haya una perspectiva de lograr una salida negociada, dilatar el diálogo, no resolver, apostarle al desgaste y a la vez colocar al centro la más despiadada represión y la ofensiva mediática, ha sido la fórmula del Gobierno sin la menor receptividad o interés por escuchar ni atender los justos y aplazados reclamos de la población.

La represión en esta ocasión ha sido más visible y brutal, con el Ejército en las calles, el Estado de Conmoción Interior disfrazada para varias regiones, la acción de grupos narcoparamilitares que disparan contra los manifestantes, la brutalidad y letalidad del Esmad, las tanquetas, los ataques a bala contra la gente como si enfrentasen a otra fuerza armada y no a la población desarmada que protesta y reclama.

Según datos de “A Defender la Libertad” hasta el 5 de junio, hay 77 manifestantes asesinados, 346 desaparecidos, 74 víctimas de lesiones oculares, 1.246 heridos, 2.808 detenciones arbitrarias, 158 Defensores de DDHH agredidos y 23 víctimas de violencia sexual [1].

Esa conducta terrorista y dictatorial no expresa fortaleza sino debilidad, tener que recurrir principal y desembozadamente a la coerción y no al consenso, da cuenta de la precaria legitimidad y la menguada aceptación social. Según las últimas encuestas Duque sólo alcanza una aceptación del 24 por ciento y junto con Uribe su rechazo está por encima del 70 por ciento.

La terrible represión de estas semanas indica un Gobierno en crisis al que sólo le va quedando el recurso de la fuerza; a pesar del trabajo legitimador que hacen los grandes medios, el prestigio internacional del régimen se ha derrumbado en estas semanas con las imágenes y vídeos que muestran las realidades de lo que está aconteciendo. 

El pueblo está a la altura, no las fuerzas políticas 

Estos 41 días de Paro Nacional han mostrado un pueblo heroico decidido a luchar y una juventud que ha perdido el miedo y está dispuesta a conquistar el futuro, ha sido una movilización enorme con miles de formas, en todo el país, en las ciudades y los campos, de gran potencialidad, la mayor de los últimos 70 años y que marca el futuro.

Los grandes vacíos han estado en el componente subjetivo, es decir en las fuerzas revolucionarias, progresistas y democráticas, que no han logrado estar a la altura de lo que ha hecho el pueblo, marchan con propósitos diferentes y de maneras distintas las tendencias dominantes en el CNP, con respecto a los sectores más dinámicos y activos de la protesta que están en los Puntos de Resistencia y en los bloqueos, igual acontece con los agrupamientos de la oposición y la izquierda comprometidos con lo electoral. 

Las costumbres excluyentes y de grupo que se traen de atrás han impedido una confluencia en los objetivos, las metas del momento, en tener un centro común de coordinación y en unos planes y diseños conjuntos que permitan acercamientos en un marco de diversidad de tendencias, experiencias y propósitos.

Este pueblo ha echado a andar con más brío, buscará sus propios caminos y promoverá las corrientes que se coloquen en sintonía con el momento histórico y las grandes posibilidades que se están brindando.

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[1]. Boletín Informativo No. 17, 5-06-2021.

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