NO HAY SILENCIO, SUR DE BOLÍVAR RESISTE

NO HAY SILENCIO, SUR DE BOLÍVAR RESISTE

Himelda Ascanio

Hay miedo, pero no hay silencio. Las comunidades han decidido que no van a callar a pesar del ambiente que se respira en la región; le plantean al Gobierno y al país, la defensa y necesidad de la paz. Una de las comunidades más golpeadas se planta firme y en resistencia.

El 21 de abril en horas de la noche fue asesinado Narciso Beleño en el municipio de Santa Rosa del Sur, departamento de Bolívar; un líder social, comunitario y ambiental, que días antes había participado del pre encuentro del Sur de Bolívar convocado por el Comité Nacional de la Participación (CNP); es decir, un líder de la paz. La muerte de Narciso es un duro golpe a la comunidad, a la organización social que presidía y a la búsqueda de la paz que resiste frente a la avanzada paramilitar; sin embargo, contrario al acallamiento y seguramente por el ejemplo mismo de Narciso, la comunidad de esta región sigue apostándole a la vida digna y a la resistencia frente al despojo.

Paramilitarismo y Fuerzas Armadas

Como respuesta y cumpliendo lo expresado al finalizar la reunión extraordinaria de la Mesa de Diálogos de Paz entre el Ejército de Liberación Nacional y el Gobierno de Colombia, una comisión conformada por ambas delegaciones y acompañadas por miembros de los países garantes, y los acompañantes permanentes: Misión de Verificación de Naciones Unidas en Colombia y la Conferencia Episcopal de Colombia, convocaron una visita a la región y tuvieron un intercambio con la comunidad del Sur de Bolívar, allí mismo en Santa Rosa del Sur.

En dicho intercambio la comunidad planteó con claridad los problemas y su posición frente a la situación que viven; la denuncia más clara y contundente es la avanzada continua del paramilitarismo desde el 2020, llegando al territorio prácticamente de manera pública y con la aquiescencia de las Fuerzas Armadas, de hecho, los paramilitares iniciaron su avance en la región con la reconfiguración de la Fuerza de Tarea Marte.

Este avance del paramilitarismo ha sembrado de violencia en la región, persigue sistemáticamente a los liderazgos sociales y asesina a quienes considera cercanos a la insurgencia, y estas son las organizaciones de base, ya que cualquier propuesta que se oponga a esa lógica de terror y despojo es considerada insurgente y amenazada de muerte. El despojo que se pretende implantar es la conocida tierra arrasada, que llega a los territorios a generar terror y desplazar para que detrás vengan las transnacionales a saquear, de paso la cultura de las comunidades campesinas también es despojada.

Por ello los pobladores y pobladoras de esta región lo dicen de manera clara: el Proceso de Paz tiene que resolver el problema del paramilitarismo y traer medidas de fondo, si no, avanzar es imposible; además instan directamente al Presidente: “que Petro nos diga como acabamos y desmontamos el paramilitarismo, construyamos esa estrategia”. El gobierno debería empezar haciendo caso a la comunidad que exigió revisar y relevar las unidades militares que operan en la región, como la Fuerza de Tarea Marte, principal aliada del paramilitarismo.

Expoliación, tierra arrasada

Otro gran problema que viene aparejado con el avance paramilitar en connivencia con el Ejército es el grave impacto ambiental; es imperativo retomar y defender los planes de vida y ordenamiento territorial, la lucha ambiental que se ha querido romper para expoliar el territorio, la presencia de estos intereses externos genera graves conflictos ambientales, pues garantiza la dinámica del despojo, que desplaza para imponer proyectos de explotación petrolera y minera.

Contrario a las intenciones de los mercenarios del viejo régimen, esta comunidad plantea la defensa y necesidad de la paz, del diálogo y la búsqueda de la solución de sus problemas estructurales; un proceso que apunte a las transformaciones y ponga en el centro las comunidades y sus proyectos de vida, que genere garantías para organizarse y luchar por una cultura y formas de ser de las comunidades campesinas agromineras, para la continuidad de la vida.

En medio de su declaración de resistencia, llaman al presidente para que se comprometa con este territorio. Acuden a la comunidad internacional para que acompañe, no como una petición, sino como parte de una realidad: sin educación y sin comida, no hay paz; con exclusión, no hay paz.

Asesinados esta semana

Lelis Armando Santana Quenza, era un reconocido líder político y ganadero, además fue concejal del municipio de Cravo Norte, Arauca; fue asesinado el 28 de abril de 2024 en Cravo Norte, Arauca.

Antonio Montañez Villazana, era líder social y Presidente de la Junta de Acción Comunal de Bocas del Arauca. Además, se desempeñaba como vicepresidente de ASOJUNTAS en la ciudad de Arauca; fue asesinado el 30 de abril de 2024 en Arauca, Arauca.

Jaider García Uribe, era un reconocido líder político, militante del partido Colombia Humana en el municipio de San Luis, Antioquia; fue asesinado por hombres armados quienes lo interceptaron cuando se desplazaba en su vehículo con su hermano por la autopista Medellín – Bogotá en jurisdicción del corregimiento Santiago Berrío en el municipio de Puerto Triunfo, Antioquia.

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