EL ONEROSO GASTO CORRIENTE ARRIESGA LAS VIGENCIAS FUTURAS
Chavela Villamil
En los últimos años nuestra economía ha sufrido una desaceleración continuada que ha decrecido los ingresos, sin embargo, continúan sosteniendo una política que se basa en sobre incrementar el Gasto Corriente, sobregirando los empréstitos e incrementando el déficit fiscal, dejando en vilo nuestro futuro económico.
El modelo económico que rige la economía se basa en la acumulación de capital en un reducido grupo plutocrático, lo que acrecienta la desigualdad y pauperiza el resto de esferas de la sociedad; aunado a esto, los fenómenos macroeconómicos que han venido desarrollándose durante las últimas décadas y exacerbados por el periodo pandémico y pospandémico, han generado una desaceleración global de la economía, que impacta con mayor fuerza las economías dependientes del capital extranjero; desde luego esto genera una caída abrupta de la demanda que desacelera el mercado, estanca la economía, desacelera el Producto Interno Bruto (PIB), entre otros.
Continuar aumentando el Gasto Corriente pone en vilo nuestra solvencia
La política monetaria instaurada históricamente por sucesivos Gobiernos y continuada por este, sigue enfocada en proteger los intereses oligopólicos, convirtiéndola en un factor deficitario del erario, ya que constantemente sobregira los empréstitos y este flujo lo destina al Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de Deuda Externa), lo que debilita el producto interno y aumenta el déficit fiscal.
De acuerdo a los análisis y proyecciones del Banco de la República, el déficit fiscal cerrará este año en 6,9 por ciento del PIB [1]; el año anterior el gasto en funcionamiento creció aproximadamente un 25,8 por ciento nominal, respecto al anterior y muy por encima del PIB que tan solo fue del 1,7 por ciento, lo que muestra claramente el desbalance entre ingresos y egresos en el erario, que llegó a su punto más alto desde la pandemia.
El déficit fiscal creciente y continuado aunado al desbalance persistente entre ingresos llevó a que la agencia Fitch Ratings por segunda vez en el año, devaluara la calificación crediticia de nuestro país, bajándola de BB+ a BB [2], -dos escalones por debajo del grado de inversión-, esta degradación crediticia tiene implicaciones de diverso tipo, pero el más inmediato es el incremento de los intereses corrientes de los empréstitos que agobian a nuestro país.
Herencia desastrosa: mayor déficit y peor deuda
Este gobierno no ha podido paliar el déficit creciente, ni ha podido financiarse vía impuestos; entonces, recurrió a la peligrosa medida de flexibilización de la Regla Fiscal, para no cumplir la norma que exige, que el Déficit Fiscal no debe sobrepasar el 4 por ciento del PIB, de esta forma, el Ministerio de Hacienda proyectó este año un déficit superior al 7 por ciento, para acceder a recursos que en términos tangibles no posee, en otras palabras, esta nueva política le permite endeudar al país a tasas de interés exageradas. A este desajuste, se une el hecho que nuestro país ha decrecido su Calificación de Riesgo, lo que conlleva que la tasa de interés anual se incremente y llegue hoy alrededor del horrible 14 por ciento.
En la actualidad el Déficit Fiscal supera los 139 billones de pesos, lo que supera el monto que se puede recaudar por tributación, y mucho más complejo si se tiene en cuenta que la Ley de financiamiento que palearía el déficit fue hundida recientemente en el Congreso, lo que deja en vilo completar la financiación del Presupuesto General del próximo año; dejando al país en un gran riesgo fiscal, que si bien no es en el corto plazo, en el mediano y largo plazo las cifras negativas podrían devastar nuestra economía y, como lo muestra la tendencia, el principal afectado sería el Gasto Social, lo que incrementaría la pobreza monetaria y multidimensional, y la brecha de desigualdad social.
No es posible disminuir el déficit sin decrecer el Gasto Corriente
Uno de los principales problemas del país es de orden económico, ya que las políticas públicas continúan basando el sistema tributario en lo que se denomina ‘captación por nicho masivo’, es decir, trata de captar dinero del mayor número de personas posibles, que son mayoritariamente clase media y baja, por esto, estas siempre son los más afectados con las Reformas Tributarias.
Este gobierno de izquierda neoliberal sigue aplicando el dogma capitalista del ‘Efecto Goteo’ o Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), donde la productividad y el desarrollo supuestamente se sustentan en la reducción de la tributación de los mega empresarios, para aumentar su riqueza a grado tal, supuestamente para que “gotee” hacia el resto de la sociedad, dogma que ha sido ampliamente rebatido por los resultados desastrosos, en cuanto que resultó incrementando brutalmente la desigualdad social. La aplicación de esta ideología neoliberal nos ha llevado a que el empleo informal supla la inexistencia de plazas laborales, y a su vez ha incrementado ostensiblemente la pérdida de poder adquisitivo per cápita.
La política económica del país debe estar fundada en favorecer a todos los colombianos, aplicando un modelo redistributivo, que tome la sobre producción monetaria del oligopolio y la emplee en inversión social integral redituable, a la par que subsidia capas bajas de la sociedad; esto implica nuevos paradigmas que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional y romper la lógica antifinanciera de una Deuda Externa tóxica e impagable, que asfixia el PIB y devalúa nuestra divisa.
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[1] Balance fiscal del gobierno Petro: Déficit histórico, deuda disparada y la sombra de una crisis en 2026. Valora Analitik, 16-12-2025.
[2] Goldman Sachs advierte que Colombia se expone a una nueva rebaja crediticia tras la decisión de Fitch. Valora Analitik, 17-12-2025.