HUMANOS SIN DERECHOS
Damaris Izaguirre
Los atroces y luctuosos hechos de la Segunda Guerra Mundial, trajo un periodo de posguerra que dio origen a la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH), que, aunque se consideran inherentes a los seres humanos, en la práctica no se aplican y se reducen a demagogia escrita.
De acuerdo a la jurisprudencia internacional, la Declaración Universal de los DDHH contempla que, “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”; precepto que en sí mismo es antagónico al modelo capitalista, que en su centro profesa todo lo contrario, ya que su esencia es monopólica y centrar la riqueza en reducido grupo de la población, lo que se convierte en el primer factor que incrementa la desigualdad y la pobreza, que son las responsables de la degradación de la dignidad y la calidad de vida de millones de personas.
¿Son los DDHH demagogia, letra muerta plasmada en libros inocuos?, lo que convertiría a la ONU es un estamento espectral, un estamento servil, que no solo permite que unos pocos llenen sus bolsillos mientras millones mueren de hambre, sino que además guarda silencio cómplice ante los múltiples genocidios que perpetra el imperio, como el genocidio recurrente contra el pueblo palestino, ¿para que la ONU si no cumple su principal mandato que es la defensa de los DDHH?
Desafortunadamente la sociedad producto de la manipulación, asocia violación a los DDHH, con la persecución y asesinato de los que son víctimas los líderes sociales, ambientalistas, políticos de izquierda, entre otros; sin embargo, las violaciones a los DDHH son mucho más profundas, que el atroz asesinato de líderes sociales o el sesgo político; quizás una de las más nefastas violaciones a los DDHH, es la desigualdad que desde luego deriva en hambre y pobreza.
La desigualdad y la pobreza son problemas estructurales, que durante décadas han sumido a millones en la miseria, sin que ninguno de los Gobiernos de turno haga algo para mitigarlas; según el Banco Mundial, Colombia es el segundo país más desigual de América Latina; a la fecha ningún gobierno –izquierda, derecha, progresista-, ha ejecutado una política integral que extermine la pobreza y disminuya la desigualdad, ya que ningún Gobierno, ni siquiera este del Cambio, está dispuesto a ejecutar cambios estructurales y hacer una ruptura definitiva con el régimen y deponer el statu quo.
Desarrollar los DDHH a plenitud y dignificar la vida de Los Nadie, no es algo que se le pueda delegar al Gobierno o a los políticos, es claro que son serviles al sistema y los grandes millonarios.
Sí de verdad se quiere desarrollar la Declaración de DDHH y lograr los cambios planteados por el nuevo Gobierno, Petro y su Bancada están obligados a gestar mecanismos que vayan más allá del asistencialismo -subsidios- y que mitiguen el hambre.
Recomponer los DDHH implica alternativas que fomenten el empleo digno y mejoren la calidad de vida de los colombianos; pero siendo realistas y de acuerdo a los hechos y el contexto actual, es poco probable que este Gobierno haga los cambios necesarios, para mitigar la desigualdad y combatir la pobreza, por lo tanto, toma fuerza la máxima de que ‘solo el pueblo, salva el pueblo’, así que la única opción posible para transformar el paradigma socioeconómico y darle dignidad a los excluidos, es la lucha popular.