LOS MICROCRÉDITOS DEJAN MACROGANANCIAS A LOS BANQUEROS
Claudia Julieta Parra
La pérdida de poder adquisitivo que sufre la economía colombiana, obliga a millones de personas a recurrir a microcréditos y créditos de consumo, para poder solventar gastos básicos, lo que nos convierte en una sociedad que se endeuda diariamente, para poder subsistir.
La desaceleración económica que ha venido sufriendo nuestro país durante la última década, aunada a la baja oferta de empleo formal y la pérdida de poder adquisitivo per cápita, ha llevado a que miles de familias no tengan la capacidad de sufragar sus gastos básicos ni solventar gastos fortuitos de bajo monto, y tengan que recurrir constante y periódicamente a préstamos de bajo monto, ofrecidos por agiotistas mafiosos como los prestamistas ‘gota a gota’ o entidades financieras que a través de los créditos de consumo y los microcréditos, reditúan mensualmente grandes volúmenes.
La falta de capacidad de pago, ligada a unas altas tasas de interés, que permiten fijar la Tasa de Usura por encima del 25 por ciento, convierte a la oferta de microcrédito en una gran oportunidad, para aumentar la captación de capital de la Banca. Según la Superintendencia Financiera, a la fecha, la cartera bruta de microcréditos oscila en 24,1 billones de pesos y tuvo un incremento de 9,5 por ciento, con respecto al mismo periodo del año anterior.
Facilitar e incrementar los microcréditos de manera generalizada favorece las utilidades de la Banca, pero no resuelve los problemas que desaceleran el mercado, por el contrario, agudiza aún más la difícil situación financiera de millones de familias.
Superar la actual crisis económica y el déficit de poder adquisitivo, implica instaurar una política económica fundada en la formalización del empleo y la mejoría de las condiciones salariales, además de generar una tributación redistributiva, que permita subsidiar capas bajas de la sociedad; el sistema actual no genera ni inclusión social ni sostenibilidad ni mucho menos crecimiento y productividad, por tanto, implica instaurar una política económica que decrezca el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de Deuda Externa) y fomente el desarrollo integral de la producción nacional.