¿ESTAMOS CERCA DE LA RECESIÓN O DEL REPUNTE ECONÓMICO?
Chavela Villamil
Este año, la inflación se ha mantenido estable, y la producción y el desarrollo han aumentado de manera mesurada; lo que contrasta con la pérdida de poder adquisitivo per cápita, que genera una caída abrupta de la demanda desacelerando el mercado.
El modelo económico global tiene implícito la acumulación de capital en un reducido grupo plutocrático, esto incrementa la brecha de desigualdad per cápita y amplía el margen de desigualdad entre países desarrollados y en vía de desarrollo; además en estos últimos, acrecienta la brecha de desigualdad e incrementa aceleradamente los índices de pobreza monetaria y multidimensional, lo que marginaliza diversos sectores de la sociedad y exacerba la crisis económica global existente.
La economía colombiana sigue decreciendo
En el modelo actual el desarrollo de las economías está determinado por el Producto Interno Bruto (PIB), que en teoría debería ser inversamente proporcional al Déficit Social, es decir, a mayor PIB, debería ser menor el desempleo y la pobreza (multidimensional, monetaria y extrema); sin embargo, en nuestro país ocurre todo lo contrario, esta relación es directamente proporcional y a mayor PIB mayor Déficit Social.
Nuestras políticas económicas siguen la fracasada teoría del “Goteo” o Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), donde la productividad y el desarrollo se sustentan en el favorecimiento fiscal y tributario de las grandes empresas, bajo el sofisma de que estas luego gotearan la riqueza acumulada hacia las capas bajas de la sociedad, resultado que no ha ocurrido en ningún país del mundo, donde aplican este dogma neoliberal, desde hace medio siglo.
Diversos fenómenos macroeconómicos en el último periodo, han permitido algunas fluctuaciones positivas, que generan expectativa, pero son volátiles y no favorecen los mercados internos, por ello las fluctuaciones del Producto Interno Bruto (PIB), siguen siendo muy bajas e inferiores a las proyecciones económicas de los Bancos Centrales, lo que impacta ostensiblemente el poder adquisitivo per cápita y ocasiona una caída abrupta de la demanda, que si bien ralentiza la inflación no decrementa el valor de los productos, colisionado el déficit de costo de vida existente.
El crecimiento económico de nuestro país ha venido repuntando de manera incipiente y no alcanza a subsanar el déficit de productividad pospandémico, en gran parte porque los incrementos obedecen a la burbuja especulativa, que genera el comercio de ocasión y el trabajo informal, que aunque generan masa monetaria fluctuante, no permiten trazar una línea de crecimiento, ya que estamos ante fenómenos esporádicos.
De acuerdo a los más recientes informes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), durante el tercer trimestre de este año, el PIB osciló en 3,6 por ciento y se espera que este indicador cierre el año en 2,6 por ciento; aunque es un resultado alentador sigue siendo muy bajo y da cuenta de la desaceleración del mercado.
Fedesarrollo, planteó que, “los bajos niveles de nuestro mercado y la baja inversión han tenido un impacto directo en el lento crecimiento de la economía, además desde el enfoque de la demanda, el comportamiento de la formación bruta de capital, sigue siendo la principal barrera para lograr un mayor dinamismo económico; además, estamos viendo un comportamiento del empleo, que no guarda relación con la actividad económica, lo que plantea preguntas y dudas razonables sobre su sostenibilidad y sus verdaderos motores” [*].
Déficit y nuevos paradigmas financieros y económicos
La desaceleración negativa del PIB y el estancamiento de nuestra economía, hace inaplazable un cambio en los patrones de consumo y las políticas de gasto, lo que hace indispensable disminuir el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de Deuda Externa), a la vez que se aplica una política de austeridad, que nos solo implica disminuir gastos suntuarios y la burocracia estatal, sino disminuir o congelar los aportes del presupuesto general al pago de la Deuda Externa (DE), ya que este dinero no disminuye la deuda de capital, tan solo amortizan los intereses, con un alto costo que se carga al déficit fiscal.
Es imposible superar la crisis económica y financiera, mientras conservemos las mismas políticas económicas que son deficitarias en términos de desarrollo social integral; además, la dinamización de la economía implica el incremento del poder adquisitivo per cápita y este solo puede aumentar en la medida que se formalice el empleo y se generen nuevas plazas laborales acordes al Costo de Vida de la población.
Es urgente decretar un periodo de austeridad estatal y la disminución del Gasto Corriente, en especial la mitigación de la Deuda Externa, que consume cerca de la mitad del PIB, sin que ello subsane este pasivo, tan solo logra amortizar sus intereses, en otras palabras, lo financieramente viable es la disminución de los pasivos y la renegociación de la DE. La dinamización de la economía requiere un modelo económico que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional.
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[*] Productividad de Colombia se estanca. Bloomberg, 7-11-2025.