PERSISTE LA DESACELERACIÓN ECONÓMICA PRODUCTO DEL MODELO
Chavela Villamil
La crisis del modelo económico ha exacerbado la desigualdad y la pobreza que emgendra el modelo, decreciendo considerablemente el poder adquisitivo per cápita, forzando una caida brutal de la demanda y desacelerando los mercados, que empuja hacia impulsa un periodo sostenido de recesión.
Según el más reciente del Informe Perspectivas Económicas Mundiales del Banco Mundial (BM), a medida que el mundo se acerca al punto medio de lo que se esperaba que fuera una década transformadora para el desarrollo, la economía mundial está próxima a batir un lamentable récord a fines de 2024, los cinco años con el menor crecimiento del producto interno bruto de las últimas tres décadas.
Se prevé que el crecimiento mundial se desacelerará por tercer año consecutivo, y pasará del 2,6 por ciento registrado el año pasado al 2,4 por ciento; de acuerdo a las proyecciones del BM, las economías en desarrollo crecerán solo un 3,9 por ciento, mientras los países de ingreso bajo crecerán un 5,5 por ciento menos de lo esperado.
A finales de 2024, uno de cada cuatro países en desarrollo y alrededor del 40 por ciento de los países de ingreso bajo seguirá siendo más pobre, de lo que era antes de la pandemia; por su parte, se prevé que las economías avanzadas en 2024 tengan una desaceleración del crecimiento, pasando de 1,5 por ciento del año anterior, a 1,3 por ciento al cierre de este año [1].
El economista jefe y vicepresidente sénior del BM afirma que, “sin una corrección importante del rumbo, la década de 2020 pasará a la historia como una década de oportunidades desperdiciadas; el crecimiento a corto plazo seguirá siendo débil y llevará a que muchos países en desarrollo, sobre todo los más pobres, caigan en una trampa fiscal, con un gran déficit de cuenta corriente y un acceso precario a los alimentos, ello obstaculizará los avances en muchas prioridades mundiales” [2].
Políticas neoliberales que incrementan el déficit
La inestabilidad asociada con una mayor volatilidad de la política fiscal, genera un lastre crónico para las perspectivas de crecimiento de las economías en desarrollo, exportadoras de materias primas y productos básicos no plusválicos; dicho lastre puede reducirse estableciendo un marco fiscal que decrezca el Gasto Corriente. En promedio, estas políticas podrían ayudar a los países exportadores de productos básicos de las economías en desarrollo, a aumentar el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) per cápita hasta 1 punto porcentual cada cuatro o cinco años.
El sostenido decrecimiento de la productividad y el desarrollo tiene impacto sobre el costo de vida, aunado al alto índice de desempleo y proliferación del empleo informal, y la inflación que cede muy lentamente, nos deja en un alto riesgo de caer en un periodo de estanflación.
Según el DANE a nivel nacional la Pobreza Monetaria oscila en 39,2 por ciento y la Pobreza Extrema está en 13,8 por ciento; índices que acentúan la crisis económica y desde luego decrementan el desarrollo integral del país, dejando los indicadores en 19,3 millones de habitantes en la pobreza y 6,9 millones en pobreza extrema.
La desaceleración económica que sufre nuestra economía es un agente que contribuye a la actual crisis económica, sin embargo, en sí misma esta no es como tal la causante del déficit económico y financiero; el tronco del problema radica en una política económica y financiera que se centra en la aplicación del Trickle Down, bajo el sofisma que la proliferación de utilidades de las grandes empresas disminuiría el desempleo y generaría desarrollo y cambios positivos en el poder adquisitivo per cápita; sin embargo, esto no ha ocurrido ni ocurrirá, ya que lo que se requiere realmente es decrecer el margen de utilidades de las grandes empresas, para trasladar este superávit a la masa monetaria fluctuante del mercado.
Requerimos nuevos paradigmas
La desaceleración negativa del PIB y el estancamiento de nuestra economía, prácticamente obliga al gobierno a disminuir el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de Deuda Externa) a la vez que decreta un periodo de austeridad; desde luego esta o cualquier política económica tendiente a subsanar la crisis económica implica a nivel interno, congelar el presupuesto destinado a la Deuda Externa (DE).
Es imposible superar la crisis económica y financiera, mientras conservemos las mismas políticas económicas. que son deficitarias en términos de desarrollo social integral; por ende, es urgente decretar un periodo de austeridad estatal y la disminución del Gasto Corriente, en especial la mitigación de la DE, en otras palabras, lo financieramente viable es la disminución de los pasivos y la renegociación de la DE.
La dinamización de la economía requiere un modelo económico que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional.
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[1] Global Economic Prospects. Banco Mundial, septiembre de 2025.
[2] La economía mundial va camino a registrar su peor desempeño. Valora Analitik, 9-11-2025.