DEUDA TÓXICA TIENE EN RIESGO NUESTRO FUTURO
Chavela Villamil
Este Gobierno al igual que sus predecesores, mantiene las políticas neoliberales que aumentan desmedidamente el Gasto Corriente, beneficiando tributariamente a los oligopolios, mientras decrece el desarrollo, lo que obliga a contraer nuevos empréstitos para sostener este Gasto Corriente, colocando en vilo nuestro futuro económico.
El modelo económico imperante se basa en la acumulación de capital en un reducido grupo plutocrático, lo que acrecienta la desigualdad y pauperiza amplias esferas de la sociedad; aunado a esto, los fenómenos macroeconómicos que han venido desarrollándose durante las últimas décadas, exacerbados por el periodo pandémico y pospandémico, han generado una desaceleración global de la economía, que impacta con mayor fuerza las economías dependientes del capital extranjero; desde luego esto genera una caída abrupta de la demanda que desacelera el mercado, estanca la economía y desacelera el Producto Interno Bruto (PIB), entre otros.
Aplastados por la deuda excesiva e impagable
La política monetaria instaurada históricamente por sucesivos Gobiernos y continuada por este, caracterizado por ser de izquierda neoliberal, sigue dedicada a proteger los intereses oligopólicos, convirtiéndola en un factor deficitario del erario, ya que constantemente sobregira los empréstitos y este flujo lo destina al Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de Deuda Externa) lo que debilita el producto interno y aumenta el déficit fiscal.
De acuerdo a los análisis y proyecciones del Banco de la República, el déficit fiscal acumulado hasta abril de llegó a 2,8 por ciento del PIB y al cierre de este llegaría alrededor del 7,1 por ciento [*], lo que indica que el desbalance entre ingresos y egresos en el erario, llegó a su punto más alto desde la pandemia.
Este gobierno no ha podido paliar el déficit creciente, ni ha podido financiarse vía impuestos; entonces, recurrió a la flexibilización de la Regla Fiscal, para no cumplir la norma que exige, que el Déficit Fiscal no debe sobrepasar el 4 por ciento del PIB, de esta forma, el Ministerio de Hacienda proyectó este año un déficit superior al 7 por ciento, para acceder a recursos que en términos tangibles no posee, en otras palabras, esta nueva política le permite endeudar al país a tasas de interés exageradas.
A la carga de soportar un mayor endeudamiento, se une el hecho que nuestro país ha decrecido su Calificación de Riesgo, lo que conlleva que la tasa de interés anual se incremente y llegue hoy alrededor del 14 por ciento.
En la actualidad el Déficit Fiscal asciende a los 138,8 billones de pesos, lo que supera el monto que se pueda recaudar por tributación, y hace insuficiente la proyección de la próxima reforma tributaria que estima recaudar 19,5 billones.
Agrava el panorama la baja productividad, que ni siquiera en las proyecciones económicas más optimistas, supera el 2,5 por ciento, lo que deja al país en un gran riesgo fiscal, que si bien no en el corto plazo, si en el mediano y largo plazo las cifras negativas podrían devastar nuestra economía y, como lo muestra la tendencia, el principal afectado sería el Gasto Social, lo que incrementaría la pobreza monetaria y multidimensional, y la brecha de desigualdad social.
El Gasto Corriente es insostenible
Uno de los principales problemas del país es de orden económico, ya que las políticas públicas continúan basando el sistema tributario en lo que se denomina ‘captación por nicho masivo’, es decir, captar dinero del mayor número de personas posibles, que son mayoritariamente clase media y baja, por eso siempre son los más afectados con las reformas tributarias y medidas económicas basadas en políticas neoliberales.
Este gobierno de izquierda neoliberal sigue aplicando el dogma capitalista del Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), donde la productividad y el desarrollo supuestamente se sustentan en la reducción de la tributación de los mega empresarios, para aumentar su riqueza a grado tal, supuestamente para que “gotee” hacia el resto de la sociedad, dogma que ha sido ampliamente rebatido por los resultados desastrosos, en cuanto que resultó incrementando brutalmente la desigualdad social. La aplicación de esta ideología neoliberal nos ha llevado a que el empleo informal supla la inexistencia de plazas laborales, y a su vez ha incrementado ostensiblemente la pérdida de poder adquisitivo per cápita.
La política económica del país debe estar fundada en favorecer a todos los colombianos, aplicando un modelo redistributivo, que tome la sobre producción monetaria del oligopolio y la emplee en inversión social integral redituable, a la par que subsidia capas bajas de la sociedad; esto implica nuevos paradigmas que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional y romper la lógica antifinanciera de una Deuda Externa tóxica e impagable que asfixia el PIB y devalúa nuestra divisa.
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[*] Informe de proyecciones económicas – segundo trimestre de 2025. Equipo de Investigaciones Económicas del Banco de la República, 19-10-2025.