LA PAZ NO ES UN ARMA ELECTORAL

LA PAZ NO ES UN ARMA ELECTORAL

Himelda Ascanio

El aparente ‘Fuego Amigo’ entre el Ministro de justicia, Eduardo Montealegre, y el Ministro del Interior, Armando Benedetti, parece tener profundidades graves y escabrosas. Estos dos ministros cuota de J. M. Santos en el Gobierno Petro, aparentemente chocan por cómo utilizar la Paz Total en el plano electoral. El primero ya sentenció: “El Titanic de la paz, se hundirá”.

Esta sentencia, lanzada por Eduardo Montealegre, tiene un error temporal fuerte. Si el “Titanic de la paz” era la llamada Paz Total, está ya se hundió, fue crónica de una muerte anunciada. Otra cosa es que desde el gobierno se pretenda alargar ese velorio para intentar sacar algún mínimo anuncio con fines electorales. De hecho, los recientes anuncios hechos por el propio Armando Benedetti no dejan ninguna duda de los intereses electorales que intentan con el tema de la Paz, una triste y vulgar versión de la política del ‘todo vale’.

Negociación con “ex” paramilitares, supuestamente busca la Paz

En julio, el Ministro de Justicia anunció la radicación del Proyecto de ley de sometimiento, una ley con la que busca favorecer a las bandas narco paramilitares con las que el gobierno Petro ha mantenido estrecha relación. Meses después, 16 jefes paramilitares fueron nombrados como “gestores de paz”. En septiembre, el gobierno reconoció a la banda narco-paramilitar, clan del golfo, como grupo armado y le estableció un escenario de diálogo. A la par que mantiene la protección y sociedad con las bandas narco-paramilitares ex farc, como el llamado frente 33 y la de Antonio Medina.

Como si fuera poca esta demostración de afinidad con el paramilitarismo, el gobierno anunció la instalación de una Mesa con los jefes paramilitares, que además será dirigida por Armando Benedetti, quizá el principal abanderado de la corrupción política en el gobierno.

De nuevo, la excusa es la Paz. Según las declaraciones de Benedetti, se busca concretar la verdad y honrar la reparación y la memoria de las víctimas del paramilitarismo. Una declaración que inmediatamente es puesta en duda, sobre sus reales intereses cuando el propio ministro amenaza:

“Verdad que estoy seguro que va a asombrar a Colombia, y sobre todo a la verdadera clase política que estuvo con ellos, que además fue cómplice de varias muertes y masacres que se dieron en su momento. Varios de sus actores políticos hoy son candidatos, ya veremos qué de todo eso termina siendo verdad o sustentándose en lo que se debe hacer”.

Es decir, el ministro Benedetti, más que el anuncio de un supuesto nuevo escenario de paz, lanzó una amenaza a la oligarquía narco paramilitar, de la que él mismo es representante. Utiliza el discurso de la paz y la cercanía del gobierno con el paramilitarismo para montar un entramado con fines electorales. Es evidente que no hay ningún interés distinto al de los chantajes, las componendas y las tranzas electorales.

Ni verdad, ni justicia, ni reparación. Nueva burla a las víctimas

Los últimos meses de mandato y la contienda electoral parece que terminarán de revelar la verdadera personalidad del gobierno. Ya se sabe que no fue “el del cambio”, en gran parte por su errada disposición de aliarse con el viejo régimen y traicionar a las mayorías populares que lo eligieron. Ahora bien, estas demostraciones de ausencia total de mínimos éticos y de aceptación de las viejas formas criminales de hacer política, conllevan el irrespeto y la burla sobre uno de los principales actores sociales del país, como son las víctimas.

Este nuevo anuncio del gobierno, constituye una nueva falacia en nombre de la paz y de las víctimas del conflicto. Principalmente, porque desde su anuncio el mensaje no está dirigido a ellas, sino a la oligarquía mafiosa en modo de amenaza. Porque el mensaje del ministro Benedetti fue claro en su intención de anunciar un “arma” para el fango putrefacto de las elecciones. Es una nueva demostración de la asquerosa y tradicional forma de hacer política, que solo conlleva atizar el conflicto, donde no interesa ninguna justicia, menos aún la transicional. Ni siquiera importa la inexistencia de pisos jurídicos para tales maniobras.

Petro lo volvió a hacer. Mientras, por un lado, habla de soberanía y humanidad, por otro lado, le roba y cumple para sí el sueño de Álvaro Uribe Vélez: un narco estado, donde se reciclan los nuevos y los viejos paramilitares, para mantener la voluntad impuesta desde los Estados Unidos. Falsear el discurso de la paz, burlarse de las víctimas e intentar perpetuar la guerra en Colombia.

Asesinados de la semana

Juan Carlos Agudelo, era un reconocido líder social, político y comunitario, quien se destacó por haber sido secretario en la Alcaldía de Gobierno de Arauquita, excandidato a la misma alcaldía por el partido Dignidad y Compromiso, y comandante del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Arauquita, en el departamento de Arauca; fue asesinado el 27 de septiembre en la calle conocida como El Cacao, del barrio El Araguaney, Arauquita.

Cristian Arnovio Valencia, era un reconocido líder social y campesino, miembro activo de los comités de la Coordinadora Nacional de Cultivadores y Trabajadores de Coca, Amapola y Marihuana (COCCAM) en la vereda La Esperanza del municipio de Balboa, Cauca; fue asesinado el 28 de septiembre en la entrada a la vereda Crestegallo, mientras realizaba una carrera en su trabajo como mototaxista.

El 3 de octubre en el barrio Pinar del Río, de Barranquilla, Atlántico, perpetraron una masacre que dejo tres víctimas fatales, que se encontraban en una barbería ubicada en la diagonal 141 con transversal 33.

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